Me
llamo Antonio José pero todo el mundo me conoce como Ernesto. No, no soy
testigo protegido y sí, soy así de chulo. Hasta los diez años fui
Antonio José para mis titos, mis primos, mis hermanos, mis padres y mis
escasos amigos, o amigas para qué negarlo, porque siempre fui más de
amigas que de amigos dato por otra parte bastante revelador porque
señoras madres que me leen, no se equivoquen: si su hijo tiene más
amigas que amigos no significa ni mucho
menos que sea un macho alfa que viene a ser lo mismo que pensar que si
su hijo decide vestirse de marinerito para hacer la comunión es porque
tiene pretensiones en el futuro de defender la patria. Bueno que me lío.
Hasta los diez años era feliz llamándome Antonio aunque de vez en
cuando algún gilipollas me cantara lo de “Antoñito, huevo frito,
tortilla de bacalao, que tu novia no te quiere porque estás medio
chalao…” Feliz llamándome así hasta que en 4º de EGB vino un niño
nuevo a clase que también se llamaba Antonio, más feo y dentúo que yo
por supuesto, y hubo que decidir. La señorita Feli me preguntó que cómo
me quería llamar y podría haber dicho Bruno, el ricitos de la serie
'Fama' del que estaba perdidamente enamorado; o Toni como Toni Cantó
presentador de moda en aquella época del que también estaba perdidamente
enamorado. Sí, a los diez años estaba perdidamente enamorado de Bruno,
de Toni y de una Madonna ochentera emergente, para compensar. Me decanté
finalmente por el nombre de Ernesto. Recordé en ese momento lo que me
habían contado mis padres desde chiquitillo y ya había leído que era
importante llamarse así. Imagináos lo que esta importancia suponía para
alimentar mi ego. Cuando nací, me inscribieron en el Registro como
Antonio José pero en el bautizo apunto estuve de perecer ahogado en la
pila bajo el aristocrático nombre de Antonio José Ernesto porque un
médico que se llamaba así curó de la vista a mi padre. Este dato sólo
aparece en los papeles de la Iglesia y como tengo claras intenciones de
apostatar, no sé si algún santo día veré mi nombre completo escrito
sobre blanco pues ni en el DNI ni en ninguna otra oficialidad existo
como tal. Llegados a este punto después de “tal":
contento de saber que retomas el blog... se te leerá también por aquí.
ResponderEliminartodo un placer, siempre.
saludos,
omar