domingo, 30 de agosto de 2009

Al descubierto


$i abres la nevera y dentro no hay nada más que un bote de zanahoria rallada, un cartón de leche empezado y un polo-flash en el congelador; puede que te encuentres en alguna de estas dos situaciones: o bien te has convertido en el hermano espiritual de Carpanta o estás más tieso que una mojama. Decantémonos por esta última erección...

Si vas al Mercaplutona, haces la compra del mes y a la hora de pagar con tarjeta, tu cajera favorita, fichaje estrella de la temporada estival, te dice en su cordoplutoníaco acento: "Lo siento, no me pasa la tarjeta"; con la poca dignidad que te pueda quedar, serías capaz de decir eso de que "debe ser un error" para acabar abandonando, con el rabo entre las piernas, tu supermercado de "desconfianza", no sin antes mirar pesaroso al soslayo tu carrito repleto de zumos, leches y demás viandas.

Un viernes veintiocho de mes siempre es catastrófico para el bolsillo de cualquier posible plutoníaco que me lea. Si el ente leyente en cuestión es además un tirado cuasimileurista como yo, digno sucesor del señor Barragán; siempre podría echar mano de alguna de estas dos figuras:

1) Mamá: llamarla, preguntarle que qué tal está, decirle lo mucho que la quieres e ipso facto plantarte en casa, almorzar con ella y regresar cargado de tupperwares para mi famélico frigorífico, o bien;

2) Mónica: mi "asesora financiera", la que administra mis leuritos en el banco y así pedirle una ayudita, que la cosa está muy mala.

Hará un par de años que caí rendido a la aventura del crédito, esto es, echo treinta leuros de gasolina con la tarjeta del Tinti Inglés para que me lo pasen a finales del mes que viene; comprar una cámara digital en doce cómodos plazos para poder fotografiar así mis vacaciones en Plutoconil, pagadas éstas a su vez con la VISA, etc... Al llegar a casa, después del bochorno en el super, cuando miré la "descuenta" por internet, los excesos etílicos en las fiestas de mi pueblo justificaron mi retirada del establecimiento, y es que me quedaba tan sólo la paupérrima cantidad de 0.97 € para echar los tres días que restaban de mes. Ya. Ya sé que tengo fama de ser un puto tacaño rata agarrado, pero no soy tan hábil como para hacer malabarismos con semejantes céntimos. Desde que se instaló aquí la puta crisis, (sí señores, en Plutón también tenemos crisis) aún no había tenido que pedir auxilio. Tras cagarme en mí y en todo lo que se menea por no haberme administrado mejor, marqué el número de la esperanza:

-BBVA, buenas tardes, le atiende Mónica, ¿en qué puedo ayudarle?

Con voz suavona le imploré a mi asesora, casi pidiendo una absolución por mi delito fiscal, que me hiciese el favor de adelantarme algo este mes. La bajada de pantalones no funcionaba...

-Lo siento Arguifonte, desde el mes pasado, estas operaciones sólo se pueden realizar en la oficina.

Menos de diez minutos hicieron falta para que me plantase delante de su mesa, cariacontecido, suplicándole que me anticipase algo de la nómina, al menos cincuenta euros; que yo llevaba ya 8 años con ésta domiciliada allí, que si yo era de confianza, que estaba al día de todos mis pagos, bla, bla, bla...-Mónica, una cuarentañera canija, morena y con un escote saturado de pecas, tras arquear una ceja en un gesto altivo, de sobrada la muy zorra, cogió el teléfono, marcó un par de cifras, miró con sus negros ojos saltones a ambos lados, (yo ya no sabía dónde mirar ni meterme del sofoco que tenía) y colocó una mano en el auricular para cubrirse la boca. Sólo pude acertar a oir, con una voz impostada, decirle al director de la sucursal:

-Juan Ramón, otro descubierto.



miércoles, 12 de agosto de 2009

Ser feliz

-Qué bien se está aquí ¿a que sí?, ¡qué fresquito!. Los dos, repachíngaos con la cervecita.... Esta noche no se puede estar en la casa ¿verdad?. Deberíamos habernos traído el colchón para dormir.

-¡Estás loco!

-Si no fuera por aquella luz del barco se verían perfectamente hoy. ¡Bah!, me da igual pringarme de arena, me voy a tumbar; me duele ya el cuello.

-¡¡Mira, mira, mira!!! ¡¡Una!! ¡¡Joder qué guapa!!

-¿Dónde, dónde?

-¡Por allí, por allí!

-Vaya, ésta no la he visto...Son ya las dos, es muy tarde, deberíamos irnos.

-¡¡¡Hostiaaaaa!!! ¡¡¡Mira, mira, mira...!!!!!Qué grande ésta! ¡¡¡Niño se ha escuchado y todo!!!

-¡¡Qué cerca ha pasado!!! Joder, ¡parecía una bengala!. ¡Ha pasado lentísima! Con ésta sí que me ha dado tiempo. ¿Tú qué has pedido?

-Eso no se dice... A ver, ¿y tú?

-Lo mismo, siempre pido lo mismo.