martes, 22 de diciembre de 2015

MISA DE DOCE


   Eran las doce y cinco de la mañana cuando dejaron de sonar las campanas de la iglesia. Se aseguraba así que todo el pueblo estuviera metido en misa viendo una representación viviente del nacimiento del niño Dios y que no hubiera ni un Cristo en la calle. Ocurrió a las doce y siete de aquel último domingo de otoño. Dos minutos le bastaron a Venancio para coger su bicicleta, cruzar la plaza Mayor, entrar por la calle Larga hasta meterse por la puerta falsa de la casa de Merceditas la Polletona, la chati con la que había quedado por el Tinder.



miércoles, 9 de diciembre de 2015

TECHO Y COMIDA


    Ya he encontrado piso. Otro. Me mudo dos bloques "máh pallá" como diría en mi tierra. Claro que en mi tierra a veces es difícil mudarse, incluso mantener la casa propia. Si bien es cierto que allí tampoco hubiera tenido problemas hacerlo: puedo presentar nóminas, contratos fijos y vidas laborales con más de quince años cotizados. Además, al ser soltero y no tener cargas familiares, tengo solvencia económica y más de la mitad de mis gastos desembocan directamente al ocio. En mi tierra, en general en toda España pero en mi tierra más, hay gente que no tiene preocupaciones para mí ahora vitales. Gente que no maldice como yo el tener que fregar de nuevo los platos porque mi nueva casa no tendrá lavavajillas; o porque no sabe si comprarse un plasma de 30 o 500 pulgadas para ver todas las series de Netflix; o gente que en su puta vida les asaltaría la duda de elegir un color de sofá rojo o verde porque quede a juego con las cortinas del salón. En mi tierra, en España también pero en mi tierra más, hay gente que no tienen ni donde caerse muerto. Las vacaciones pasadas lo comprobé in situ. Colaboré una noche en una ONG repartiendo ropa de invierno y cenas en Málaga. Allí mis ojos, más pijos que nunca, vieron muchas cosas. Vieron cómo me suplicaban repetir o rellenar en botellas de plástico "colacaos" aguados de la marca Hacendado. Les daba igual de la marca que fuese porque ellos no estaban para exquisiteces y es que hay gente a la que le importa también una mierda el sempiterno debate de Cola cao o Nesquik, qué cosas… Pasarían más de cien personas por aquella barra improvisada junto al río seco en el que algunos dormían bajo sus puentes. Aquella noche no concluí nada pero sí que percibí que la gente no es pobre por que sí. No se nace pobre, las circunstancias vitales les llevaron a ello. Más que pobres eran excluidos sociales, marginados. Sí, eran de esos que nos molestan porque están mellados o huelen mal. Había gente con carrera, gente culta con problemas de pareja, drogas, alcohol, algunos incluso bien vestidos. No olvida cómo un señor que flipó con una chaqueta de cuadros que le dimos se daba tirones en la solapa como si le fuera a ensanchar y le acabara estando buena.

    Anoche fui al cine a ver Techo y Comida donde una descomunal Natalia de Molina pone cara y voz a la gente que vuelca bombonas para calentar el agua, que rebusca en las basuras de los supermercados para comer o que inútilmente pone velas a santos y vírgenes creyendo que les sacarán de su mísera situación. Sí, en España mucha gente pobre que pone velas a santos pero en mi tierra más. Rocío, su personaje, condenada a un desahucio que poco a poco la va aplastando como una losa, lucha por tener un respiro que le es negado una y otra vez. Es madre soltera, sin familia, sin estudios y le ha tocado no tener billete en ese tren de supuestas oportunidades que es la vida.

   Hoy no me puedo quitar de la cabeza la historia de Rocío. Es posible que mañana tampoco se me vaya. Pasado mañana me llamará el casero para firmar el contrato de alquiler de mi nuevo piso y negociaré con él un televisor de plasma o que me pinte de blanco el salón. De vuelta a casa pensaré en las macetas de geranios que voy a poner en mi balcón o en dónde meteré los más de trescientos dvd´s que posiblemente me traiga de Málaga. ¿Dónde coño guardaré los dos nórdicos que tengo, la bicicleta, los patines? Puto ordenador viejo, para Reyes me autorregalaré un Apple y el Iphone 6. ¡Sí, quiero el Iphone 6! El sofá, ¿sofá rojo o verde?…


domingo, 22 de noviembre de 2015

MOMMY


   Quienes me conocen saben que bailo como el culo pero aún así nunca he dejado de hacerlo. Desde pequeño, los espejos de mis ascensores han sido testigos de mis fechorías danzantes. No os quiero ni contar los “voguings” o “georgemiachelazos” que me marcaba yo a principios de los 90´s durante seis plantas. Quizá por timidez o por temor a que se me notara el lado femenino que implícito llevamos todos los maricas dentro, adopté en aquel entonces frente a mi público potencial una actitud hetera en las cuestiones del movimiento, con espasmos desacompasados no exentos de una presunta actitud chulesca. "Iberismo danzante" podría denominarse. Aquí en Madrid he bailado mucho. En los bares, en mi casa, en la de los de los demás. De vez en cuando voy a pisos en los que me recibe la gente bailando a deshora, sin motivo, sin necesidad de celebrar algo si acaso la alegría de vivir. Bailar como respuesta a la cosa chunga que a veces nos rodea, como medio catárquico para exorcizar nuestros miedos.


   Anoche cuando vi Mommy, de Xavier Dolan, ocurrió la magia. Puto enfant terrible cómo lo amo. Cuando todo parece que se desmorona, que no hay solución ni escapatoria e irremediablemente se va a la puta mierda, el colega pone a sus personajes a bailar. Qué cabrón...


viernes, 20 de noviembre de 2015

EN BANDEJA


   Me he encontrado esta bandeja en la basura. Mientras la fregaba con lejía pensaba en la cantidad de besayunos que en ella se habrán servido o en cómo una fulana harta de cuernos le plantó a su marido una sopa envenenada de puerros enmarcada en estas florecitas. Me gusta mi nueva bandeja, mi nueva propiedad. Es alegre, “Línea Primavera” pone en el envés. Se aproxima una mudanza, otra, y había decidido empezar de cero, sin arrastrar nada del pasado. Atrás quedarán los bloques del escaparate, o el taconazo olvidado de una inquilina o si me apuras el libro de Ana Rosa Quintana. Lo que no me ha hecho falta en un año posiblemente no me hará falta el próximo pero aquí me veis, acarreando con cosas de la calle antes de partir a un destino incierto. Me gusta mi bandeja porque después del fregoteo se ha quedado como nueva. No la compartiré ni besaré desayunos, almuerzos o cenas con futuros novios o follamigos que también encontraré en la calle. Me conozco demasiado.


martes, 17 de noviembre de 2015

EL HOMBRE IRRACIONAL


   Fantaseó con la realidad e imaginó que aquel hombre que tenía enfrente habría elegido la misma película que él, que sus entradas marcarían asientos correlativos y que compartirían el apoya brazo en aquella sala abierta sólo para los dos. Cuando salieran los títulos finales le preguntaría a ritmo de jazz si le había gustado la última irracionalidad de Woody Allen, echarle cara e invitarle a un café para debatir el asunto. Del café pasarían a la cena, a una copa en su casa para acabar follando como monos hasta quedarse dormidos, despertar junto a él y encontrar en ese instante una felicidad extrema elevada a un porcentaje infinitesimal rompiendo así el maleficio de su tendenciosa dependencia emocional.

   Un minuto, lo que tardó en tunear la foto que le hizo para subirla a Instagram, le duró aquella ensoñación. Todo se fue a la mierda cuando al hombre que tenía enfrente se le acercó una rubia para plantarle un beso en los morros.


jueves, 12 de noviembre de 2015

LOS CUÑADOS

   
   Salieron a correr esa tarde como casi todos los días. Era veroño, sí, noviembre y con treinta grados a las seis de la tarde de aquel miércoles. Verano, veranillo de San Miguel, veranillo de San Martín... Aquel año no hubo otoño, del verano pasaron directamente al averno. Luis y Carlos se conocían desde que eran unos chaveas, desde hacía más de veinte años. Carlos, un año menor, recordaba perfectamente aquel primer día de curso de 3º de BUP. Luis repetía en el mismo instituto y Carlos era nuevo en la ciudad. En el pasillo, antes de que empezara la clase de Filosofía, Carlos se percató del despiste propio del primer día que tenía el chaval y le ofreció un Fortuna. Un simple acto que bastó para eternizar aquella relación. Luis tiraba más por Letras, Carlos por Ciencias, por lo que separaron sus rumbos que no sus caminos. El primer año de facultad, Luis empezó a salir con la hermana de Carlos, dos años mayor que él así que de mejores amigos pasaron a ser cuñados, familia cuando lo rubricaron diez años después: el día de la boda. Carlos por su parte hizo el Erasmus en Bélgica donde conoció a un estudiante de Química polaco y se hicieron inseparables follamigos. El polaco encontró curro en una petroquímica catalana y continuó su lío con Carlos, pero cada vez más espaciado en el tiempo. Ni Luis, ni su hermana ni la madre que los parió se enteraron de nada. "Es un picha brava, el flautista de coñolín..." le llamaban sus colegas de toda la vida. Razón no les faltaba, cuando salían de juerga era el puto amo y se llevaba a todas de calle, que no de cama, y es que nunca consumaba. Claro que de eso no se quincaba nadie... Tras casi una hora corriendo pararon un rato en el espigón y de paso vieron el atardecer. Molaban los de ese mes raro. Luis se quitó la camiseta, Carlos dubitativo al principio, también. Carlos aprovechó aquel descanso para soltar de un tacada lo que en su cabeza rondaba los últimos siete kilómetros que habían trotado por el paseo marítimo. "De hoy no pasa que se lo diga." pensó. Miró a los ojos de su cuñado y desembuchó:

- Luis, todavía no me has pagado la Primitiva de esta semana.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

OSTRAS PEDRÍN


     Madrid, Nuevos Ministerios. Salgo del metro, sí, ese lugar en el que me enamoro cientos de veces y me mezclo entre la muchedumbre ejecutiva rumbo a Decathlon Golf para devolver un polo blanco comprado para mi fiasco de disfraz de Halloween. Voy moderno, sí, creo ir moderno con una gabardina gris, embutido en unos skinnies y con unas zapatillas rojo chillón de New Balance. Al menos eso me parece al verme en los espejos de El Corte Inglés de Castellana que cruzo para darme un garbeíllo entre la opulencia china allí naciente. Asqueado abro la puerta de salida y respiro profundamente, como si acabara de salir de un váter lleno de mierda a lo Trainspotting. Me vuelvo a diluir entre chaquetas negras con cabezas que hablan como locas por el móvil pero para desilusión mía no oigo a ningún bróker que grite ¡Compra, compra!' ni nada parecido. Sólo acierto a entender a uno que tras dar una calada a un puro y apestarme con el humo emite una expresión arcaíca, jurásica y antediluviana que hace que me quede literalmente con toda la cara partía. ¡Ostras Pedrín!, va y dice el tío por su iPhone. Qué chasco prima...



lunes, 2 de noviembre de 2015

LO MEJOR

   
   Lo mejor de Madrid está bajo tierra. Un mundo enterrado vivo que siempre tiene prisas, que bulle y que infarta las entrañas de la ciudad. Aquí he tenido cientos de flechazos que no han tenido más de dos paradas de duración, tres a lo sumo, lo que podría considerarse ya una relación. A veces, aunque haya asientos libres, me gusta ponerme al final del vagón para poder mirar descaradamente a la gente que se besa, que ríe, que llora, que lee, que hace que lee, que mira el móvil, que hace que mira el móvil… Los locos. Sigo alucinando con la cantidad de locos que hay en el metro. En realidad flipo con la cantidad de locos que tiene esta ciudad. ¡Y de ciegos! En casi un año he visto más ciegos y locos que en toda mi vida. Seguramente acabe como uno de ellos. En mi familia hay larga tradición de locos y yo ya me he pillado varias veces hablando solo. ¿Acaso escribir no es un forma de hablar solo?



viernes, 9 de octubre de 2015

LA CHICA DE LA CRUZ ROJA


   Julia, nieta, hija y viuda de militares, vivía con Yanira, su interna colombiana desde hacía diez años y con Franco, su chihuaha, en un ático del madrileño barrio de Salamanca. Sin hijos por la gracia de Dios, dedicaba su tiempo a libre a colaborar con la Cruz Roja. Ese día iría con Juana, un año más, por calles y plazas del distrito repartiendo banderitas además de pasear la hucha pero, antes de solidarizarse con la miseria para asegurarse la gloria, tomaron un descafeinado de máquina en una terraza de la Plaza de la Independencia. Entre sorbos Julia barruntaba lo quería confesarle a su amiga de toda la vida, compañeras de pupitre cuando estudiaron en las Hijas de la Caridad. Aquella tarde estaba siendo rara para las dos. La charla era algo inconexa. Se les acabó la taza. Juana escribió al aire para pedir la cuenta. Ella aprovechó su distracción para dibujarle su futuro:

- Juana, voy a casarme con Yanira.

Plaza de la Independencia, Madrid

domingo, 20 de septiembre de 2015

ROAR

   
   Carmela y Juan decidieron reunir a cada uno de sus cinco hijos en un sitio neutral por separado. Un lugar donde no hubiera posibilidad de discusión alguna entre ellos: un banco de la Gran Vía. Julia, la mayor, fue la última convocada, a las siete. Cuando llegó, se sentó en medio de los dos y le leyeron de viva voz, entre ruidos de coches y sirenas, su testamento en vida. Le endiñaron la yogurtera y un microondas con grill.


jueves, 17 de septiembre de 2015

DÍAS


Día 1 sin ti:
te echo tanto de menos que en mi reloj aún es ayer.

Día 2 sin ti:
no salgo de la cama,
aún estás conmigo, tan guapa
aunque sea en mis pesadillas.

Día 3 sin ti:
no llamas
y todo, las canciones, mi cama,
la pena, mi pecho, tu nombre, mi nombre con el tuyo,
tus fotos, mis trozos, nuestros restos,
comunica.

Día 4 sin ti:
me abandonaste a las tres en punto.
El reloj lleva cuatro días marcando las tres y cinco.

Día 5 sin ti:
tu ausencia aplastando mis entrañas.
Pareciera que han pasado por mi alma noventa años.

Día 6 sin ti:
hoy sólo he llorado escuchando a Andrés
y leyendo a Ernesto.
Voy mejorando.

Día 7 sin ti:
mi madre me ha besado las ojeras
y he salido del ataúd que es mi cama sin ti,
dejando al lado de la almohada una nota de resurrección.

Día 8 sin ti:
me he ido a dar un paseo a la playa,
ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo
y he comprendido
que uno es de donde llora pero siempre
querrá ir donde ríe.

Día 9 sin ti:
no te olvido,
pero hoy he vuelto a reír de nuevo
y he sentido un anhelo reconfortante al abrir la ventana,
como si el aire barriera los fantasmas de mi suelo.

Día 10 sin ti:
he dejado de huir
porque me he dado cuenta de que soy la
única que sigue.
Tu recuerdo tampoco: se ha quedado atrás.
Creo que me acerco a la meta.

Día 11 sin ti:
me he olvidado de que te estaba olvidando
y te he olvidado.

Día 12 sin ti:
he conocido a alguien,
soy yo.
Voy a darme una oportunidad.

´Baluarte' de Elvira Sastre.

Madrid-Gran Vía, julio de 2015


martes, 8 de septiembre de 2015

A VISTA DE PÁJARO

   Se preguntaba a cuántos kilómetros estarían aquellas nubes. Las negras se fusionaban con las blancas dejando un pequeño claro entre ellas pero oscureciendo aquella tarde de septiembre en el pantano. Formaban y deformaban efímeras siluetas que intentaba relacionar siempre con algo: una cara que gritaba, un buda, un Goku, un Batman… Un pájaro de entre las blancas apareció, otro le siguió y entre las negras desaparecieron. Se preguntaba ahora qué habría sido de ellos, si morirían en la vorágine de aquellas nubes que se antojaban amenazantes, cada vez más negras. Se preguntaba también si les habrían visto desnudos desde allí arriba, cómo serían ellos a vista de pájaro. Giró la cara y al que tenía a su lado tumbado le hizo otra pregunta:
 
-Tú sabes que yo siempre te querré, ¿verdad?


(Foto de www.diariopilotoprivado.com)


lunes, 31 de agosto de 2015

EL COLUMPIO


  Una vez alguien, cuando mi vida era poco menos que un tango, me aconsejó que si encontraba la felicidad en un columpio me quedase toda la vida ahí montado. Probablemente, columpiarse y volar sean experiencias equiparables. Recuerdo de niño la sensación de cosquilleo, vértigo y libertad que encontraba al montarme en estos cacharros. Empujado al principio por mis padres hasta conseguir hacerlo yo solo. Volar, volar, volar… Éso me imaginaba cada vez que me impulsaba cuando era un mico. Estos quince días pasados, aparte de pasar volando, seguramente hayan sido los más felices de mi vida ya casi en cuarentena. La foto que mejor resume mis vacaciones es esta y es que he seguido el consejo que me dieron hace diez años a rajatabla: no he faltado ni un solo día a mi particular cita con la alegría. Gracias a todos los que de una forma u otra lo han impulsado para que yo pudiera balancearme en él. Llegarán las lluvias y el frío invierno pero yo me quedaré para siempre en este agosto a vivir.



martes, 11 de agosto de 2015

EL CREADOR DE SONRISAS


   Saúl tramaba y planeaba a principios de junio. A esos menesteres se había dedicado toda la mañana. Estudiante de Diseño, decidió no ir a clases ese día. Salió de casa a las nueve, cogió una bicicleta y tomó rumbo a la Barceloneta. Cuando llegó se encaramó en una papelera e imbuido en una vorágine de desazón recreó durante horas un presente y futuro infructuoso mirando al mar. Sabía que no tenía el suficiente talento como para terminar la carrera y que posiblemente acabaría regentando el resto de su vida la tiendecita de ultramarinos de su padre, ahora amenazada por una invasión de chinos y moros en la misma acera. Gordo, calvo y sudoroso, así se veía levantando la persiana de su mísero negocio en unos años. Cavilando y vaticinando se le pasó la mañana. Cuando miró su móvil eran ya las dos de la tarde. Tenía que marcharse y relevar a su padre. Decidió no regresar en bici para hacer lo que sería su última creación. Esperando el semáforo eligió a dos amigas como objetivo. Heterófobo y misógino confeso, no soportaba la imagen de MHYV que entre las chicas se había expandido por la ciudad. Poco antes de que el muñequito se pusiera en verde cogió de su mochila unas tijeras de patronaje. El muñequito comenzó a andar a la par que él y en medio del paso de cebra bloqueó el camino a la rubia "diseñando" sobre su rostro una perfecta sonrisa de Joker.

lunes, 3 de agosto de 2015

A CONTRAPELO

   Estaba a punto de cerrar cuando Manuel empujó la puerta. Vecino del bloque de arriba, siempre apuraba hasta el último momento para ir a cortarse el pelo jodiéndole esta vez al barbero el capítulo final de su serie favorita. A regañadientes giró la silla para que se sentara. Cortó una cinta blanca, se la enroscó bien prieta al cuello, le colocó la capa y mirándole a través del espejo le preguntó:

-¿Quieres que empiece por la barba?

- Como tú quieras…-le contestó mientras bicheaba el móvil.

   Así fue. Tras pasarle la brocha enjabonada por el rostro, deslizó la navaja a contrapelo comenzando desde el cuello. Paró un segundo, miró hacia el techo y de un corte seco le arrancó de cuajo la nuez.


sábado, 18 de julio de 2015

INFIERNO EN VÍA



   Salió corriendo de allí casi con lo puesto. Había llegado a casa otra vez borracho con ganas de liarla. En una bolsa de plástico guardó un puñado de ropa que cogió del comodín. No tenía maleta porque desde que se casaron, hacía más de cuarenta años, nunca habían viajado. Ya en la calle, se sentó en un banco y buscó en el bolso la foto de Luis, su hijo muerto hace dos años. Lo besó. Miró a ambos lados, metió la foto dentro y tentó el cuchillo envuelto en un paño de cocina. Respiró profundamente e insufló paz por primera vez en mucho tiempo. Aquella infernal tarde de julio, Marga aprovechó que Manuel estaba de espaldas meando fuera de la taza del váter, como siempre, para asestarle diez puñaladas.


martes, 16 de junio de 2015

EL ÚLTIMO METRO


   Aquel sábado por la noche Julia acabó su turno antes de lo previsto. No era todavía la una y le daba tiempo a coger el metro. Estaba ida, como levitando, y al subirse en las escaleras mecánicas obtuvo una paz gloriosa que no había conocido en toda su vida. “El cielo debe ser lo más parecido a esto”, pensó. Ni una caja de los lexatines que tomaba con asiduidad le habría proporcionado tanto sosiego. Bajó una primera planta y cruzó un infinito túnel en otra pasarela mecánica camino de la línea verde. Dobló la esquina y se subió en una segunda escalera. Un pequeño traspiés la hizo volver en sí y provocó que su mente albergara un flashback de hacía quince minutos. En sus ojos se incrustó el horror. Sus retinas emitían pequeños fragmentos solapados de cuando acuchillaba a su señora...

   Julia esa noche no durmió en casa. Al quebrarse su glorioso levitar, corrió hacia el andén y se tiró a las vías del último metro.




viernes, 12 de junio de 2015

PRIMERA FILA


   Por su cumpleaños no recibió felicitación alguna. Mocito viejo con noventa y cuatro años acoplados en su osamenta, no tenía cuenta en un Facebook chivato que le diese la posibilidad de ser felicitado por algun camarada del bando azul donde le tocó luchar; o algun compañero del cine donde curró de acomodador; o por Luis, un amante furtivo que tuvo allá en los años cincuenta y que él mismo catalogaba de "asqueroso vicio". No hubo nada de eso, aunque para el caso daba igual: todos estaban muertos.

   Ramón seguía con la misma ilusión que de pequeño y esa misma mañana se compró una tarta en 'La Mallorquina". Al anochecer se maqueó un poco, se plantó la boina, bajó a la plaza y frente al cine Callao se hizo el loco soplando unas velas para celebrarlo en primera fila.



miércoles, 13 de mayo de 2015

ESTA NOCHE...FIESTA

   Sacó del armario un vestido vintage. En realidad todos sus vestidos lo eran porque desde el siglo pasado no estrenaba ropa. Escogió uno estampado que robó a principios de los setenta en el Galerías Preciados de Callao en la época que ocupaba el actual edificio de la Fnac. Trabajaba allí de dependienta y cuando lo vio en el almacén tuvo clarísimo que sería uno de sus innumerables "por si": "Por si salgo a cenar, por si voy al teatro, por si voy de viaje,..." Canija de nacimiento y previsiblemente hasta la muerte, se lo enfundó frente al carcomido espejo de la cómoda. Sonrió al verse. Recordó la última vez que se lo puso, la noche que asistieron como espectadores al programa "Esta noche...fiesta" que presentaba José María Iñigo, la noche que engendraron a Miguel en los baños del Florida Park en un parón de la grabación... Julia salió del dormitorio, se despidió con un beso en la frente de su Fernando y se echó a la calle para celebrar su setenta y cinco cumpleaños. Eso, y que por fin su marido había muerto.




martes, 5 de mayo de 2015

SMOOTH OPERATOR
(Versión 2015)


   Quedaos con estas dos palabras. Hay días en las que no te quedas con nada. Hace unos años tuve una cita con una chica. Aún había atisbos de presunta heterosexualidad en mi persona. Hacía tiempo that I wanted to refresh el poco inglés que aprendí en tres años de traumática carrera. Dos meses estaba pinchado el anuncio en el tablón de anuncios de la biblioteca y por fin me contestaron. Sí, reconozco que estaba nervioso porque hacía lustros que no quedaba con una mujer y sin embargo, tuve la desfachatez de no arreglarme, casi no asearme al ir a su encuentro.

   La cita era a la cinco de la tarde en la entrada de la estación del cercanías. Hacía un sol de cojones. No tenía ni idea de cómo coño íbamos a reconocernos. No nos habíamos descrito ni nada y a esa hora salían cientos de personas en hora punta. De entre la muchedumbre, una rubia se me acercó: “Hola, ¿Arguifonte?...” Asentí con la cabeza. Le dí la mano, me dio un par de besos. Ya estábamos en plena faena de intercambio cultural. Se abanicó con su mano el rostro y me soltó con acento Griffith: "Ups, egtoy calienteh…". Calor que tenía la chiquilla…

   Catherine bien pudiera ser el resultado de mezclar a Farah Fawcett con Suzanne Sommers. Con cuarenta y pico largos,- yo por aquel entonces era un mozalbete de veintipocos-, Cathy tenía más pinta de americana que de inglesa, era una blondie sobre una cara perfectamente maquillada. A veces, se le quedaban restos de carmín rojo en sus blanquísimos dientes pero al ser nuestra primera cita me daba corte advertírselo. Nos fuimos a una cafetería y nada más sentarnos hicimos un pacto: media hora en inglés y media hora en español derivando finalmente aquel experimento sociológico en un spanglish ininteligible. Mis preguntas, simplones e incoherentes, eran fue en toda regla un cuarto grado de su intimidad. Estaba casada con un piloto de aviones, tenía cuatro brothers y una sister distribuidos por Europa, trabajaba en un Book Shop de Fuengirola y que vinieron de Brighton a la Costa del Sol para cambiar de aires... “De aires” pensé, “seguro que guardas en tu rubia cabecita un pasado de lo más canalla hija de puta…”
   
   Suddenly apareció la cantante Sade en nuestra charla, “[shade]", me corrigió. Al explicarle en qué consistía el que por aquel entonces era mi trabajo de operador en una central de alarmas pensó como el resto de la Humanidad que yo era vigilante de seguridad. Siempre ocurría lo mismo, de hecho en mi círculo de amigos nadie sabía exactamente a lo que me dedicaba, era como Chandler en 'Friends'. “¡No, operador, como el “Smooth Operator” de Sade!", le repliqué. Infantil de mí le pedí que me explicase el significado de la canción y que si hablaba de un operador, un suave operador como yo. A veces me ocurre, cuando no tengo nada interesante que decir o estoy tenso o nervioso o ambas cosas a la vez, que por otra parte siempre van juntas, suelto este tipo de gilipolleces. La chorrada desembocó en una sonora y británica carcajada por parte de mi nueva amiga. Me cogió las dos manos y me contestó en un perfecto español: "Te diré si eres un smooth operator en la próxima cita…".

   Hubo próxima cita, sí, y no os voy a contar que acabamos fucking/follando en mi apartment.






sábado, 18 de abril de 2015

MI AMIGA FELI


-¿Cómo te llamas? 
-Arguifonte. 
-Arguifonte… Yo soy Felicia, Feli.


   Feli regenta un nuevo bar cerca de mi trabajo al que voy a sdesayunar todos los días. Rumana de nacimiento, (y española "políticamente" hablando), Felicia es muy alegre  aunque una vez le confesó a un cliente que tomaba vitaminas en Otoño y Primavera. Los humanos depresores sabemos perfectamente lo que eso significa. De unos cuarenta y tantos años si bien aparenta muchos menos, intenta todos los días entablar conversación conmigo pero es muy inteligente e intuye por mi escasa verborrea que soy tímido, enfermizamente tímido y desiste cuando agacho la cabeza para mirar el móvil. Ya sabe qué voy a desayunar por lo que apenas intercambiamos un par de frases al día. Una de estas, “¡Hola mi guapo panadero!”, me la suelta cada vez que entro al local provocando un enrojecimiento instantáneo en mi careto somnoliento. Hoy, después de casi dos meses de conocernos, nos hemos presentado. Cuando acabó mi media hora de desayuno ella estaba en la cocina pelando patatas para hacer tortillas. “Aquí te lo dejo Feli!, le dije antes de irme. Nunca tanta amistad... “¡Gracias cariño!”, me gritó mientras le hacía esta foto a la barra exterior que hoy amaneció con esta pizarra. Sí, la rubia que da la bienvenida es Feli. Quizá mañana, cuando le pida el vaso de agua, articule tres frases seguidas con ella.



martes, 17 de marzo de 2015

PSICÓTICA

  
 Llegó a casa reventado sólo con ganas de ducharse, ponerse el pijama, picotear algo e irse a la cama pronto pero por nada del mundo podía imaginar que aquel frío lunes de marzo esa ducha acabaría resultando de lo más psicótica: se le había acabado la bombona.


domingo, 15 de marzo de 2015

ME SOBRA EL CORAZÓN

Hoy estoy sin saber, yo no sé cómo
hoy estoy para penas solamente, 
hoy no tengo amistad, 
hoy sólo tengo ansias 
de arrancarme de cuajo el corazón 
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca, 
hoy es día de llantos en mi reino, 
hoy descarga en mi pecho el desaliento 
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella, 
y me busco la muerte por las manos 
mirando con cariño las navajas, 
y recuerdo aquel hacha compañera, 
y pienso en los más altos campanarios 
para un salto mortal serenamente. 

Si no fuera ¿por qué?... no se por qué, 
mi corazón escribiría una postrera carta, 
una carta que llevo ahí metida, 
haría un tintero de mi corazón, 
una fuente de sílabas, de adioses y regalos, 
y ahí te quedas, al mundo le diría. 

Yo nací en mala luna. 
Tengo la pena de una sola pena 
que vale más que toda la alegría. 

Un amor me ha dejado con los brazos caídos 
y no puedo tenderlos hacia más. 
¿No veis mi boca qué desengañada, 
qué inconformes mis ojos? 

Cuanto más me contemplo más me aflijo: 
cortar este dolor ¿con qué tijeras? 

Ayer, mañana, hoy 
padeciendo por todo 
mi corazón, pecera melancólica, 
penal de ruiseñores moribundos. 

Me sobra el corazón. 

Hoy descorazonarme, 
yo el más descorazonado de los hombres, 
y por el más, también el más amargo. 

No sé por qué, no sé por qué ni cómo 
me perdono la vida cada día.


'Me sobra el corazón' de Miguel Hernández

sábado, 28 de febrero de 2015

DESCAFEINADO


   Cuando llego a una ciudad y presiento que volveré a visitarla intento conectarme con ella arraigándome a algunos sitios y realizando de vez en cuando los mismos caminos para no parecer tan forastero. Bajarme en Sol, subir la calle Carretas hasta Atocha, parar en el cine Ideal, sacar una entrada y hacer tiempo tomándome un café en el Bar Pavón era ya para mí un itinerario habitual. Ayer hice el mismo recorrido obviando el tema del cine pues curraba en el fastidioso turno de tarde y sólo me paré a bichear la cartelera. Seguí andando con mono de cafeína y vi más carteles en otra fachada. Carteles de espectáculos, manifestaciones, alquiler de habitaciones... Carteles que cubrían un bar de toda la vida, castizo, sin pretensiones de moderneces ni wi-fis, donde la música la pone una tragaperras y la gente aún tira las servilletas al suelo. Allí donde una vez vi como un gordoncho se desplomaba delante de mí rompiendo las cuatro patas de un taburete o asistí desde la barra a una enternecedora conversación entre nieto y abuela... 

Ayer al mediodía, al ver la cristalera enmarañada de papeles sentí por primera vez que ya no era tan forastero en esta ciudad. Mi bar había cerrado.


martes, 27 de enero de 2015

UN BUEN PLAN

   
   Abandono Plutón. En unos días, en horas casi, frenaré su órbita y saldré despedido a la Tierra. En esta singladura, no exenta de miedos, sólo admitiré nuevas charlas, nuevos amigos, risas, muchas risas, y amor, un poco de amor. Cuando llegue a mi destino, en la cumbre de vuestro mundo, os contemplaré ilusionado como un niño chico porque abajo un buen plan me esperará o más bien esperaré yo de él. Ya es definitivo. En unos días, en horas casi, me piro a Madrid.

  Toc, toc... ¿Hay alguien en el planeta?