martes, 5 de mayo de 2015

SMOOTH OPERATOR
(Versión 2015)


   Quedaos con estas dos palabras. Hay días en las que no te quedas con nada. Hace unos años tuve una cita con una chica. Aún había atisbos de presunta heterosexualidad en mi persona. Hacía tiempo that I wanted to refresh el poco inglés que aprendí en tres años de traumática carrera. Dos meses estaba pinchado el anuncio en el tablón de anuncios de la biblioteca y por fin me contestaron. Sí, reconozco que estaba nervioso porque hacía lustros que no quedaba con una mujer y sin embargo, tuve la desfachatez de no arreglarme, casi no asearme al ir a su encuentro.

   La cita era a la cinco de la tarde en la entrada de la estación del cercanías. Hacía un sol de cojones. No tenía ni idea de cómo coño íbamos a reconocernos. No nos habíamos descrito ni nada y a esa hora salían cientos de personas en hora punta. De entre la muchedumbre, una rubia se me acercó: “Hola, ¿Arguifonte?...” Asentí con la cabeza. Le dí la mano, me dio un par de besos. Ya estábamos en plena faena de intercambio cultural. Se abanicó con su mano el rostro y me soltó con acento Griffith: "Ups, egtoy calienteh…". Calor que tenía la chiquilla…

   Catherine bien pudiera ser el resultado de mezclar a Farah Fawcett con Suzanne Sommers. Con cuarenta y pico largos,- yo por aquel entonces era un mozalbete de veintipocos-, Cathy tenía más pinta de americana que de inglesa, era una blondie sobre una cara perfectamente maquillada. A veces, se le quedaban restos de carmín rojo en sus blanquísimos dientes pero al ser nuestra primera cita me daba corte advertírselo. Nos fuimos a una cafetería y nada más sentarnos hicimos un pacto: media hora en inglés y media hora en español derivando finalmente aquel experimento sociológico en un spanglish ininteligible. Mis preguntas, simplones e incoherentes, eran fue en toda regla un cuarto grado de su intimidad. Estaba casada con un piloto de aviones, tenía cuatro brothers y una sister distribuidos por Europa, trabajaba en un Book Shop de Fuengirola y que vinieron de Brighton a la Costa del Sol para cambiar de aires... “De aires” pensé, “seguro que guardas en tu rubia cabecita un pasado de lo más canalla hija de puta…”
   
   Suddenly apareció la cantante Sade en nuestra charla, “[shade]", me corrigió. Al explicarle en qué consistía el que por aquel entonces era mi trabajo de operador en una central de alarmas pensó como el resto de la Humanidad que yo era vigilante de seguridad. Siempre ocurría lo mismo, de hecho en mi círculo de amigos nadie sabía exactamente a lo que me dedicaba, era como Chandler en 'Friends'. “¡No, operador, como el “Smooth Operator” de Sade!", le repliqué. Infantil de mí le pedí que me explicase el significado de la canción y que si hablaba de un operador, un suave operador como yo. A veces me ocurre, cuando no tengo nada interesante que decir o estoy tenso o nervioso o ambas cosas a la vez, que por otra parte siempre van juntas, suelto este tipo de gilipolleces. La chorrada desembocó en una sonora y británica carcajada por parte de mi nueva amiga. Me cogió las dos manos y me contestó en un perfecto español: "Te diré si eres un smooth operator en la próxima cita…".

   Hubo próxima cita, sí, y no os voy a contar que acabamos fucking/follando en mi apartment.






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