jueves, 25 de diciembre de 2008

El beso de arándanos

En estos días tan "extrañables" de besos y abrazos os quiero mostrar el que, a mi parecer, es el mejor beso que he visto en el cine en mucho tiempo. No sé por qué será, pero tengo una ligera sospecha de que Jude tiene toda la pinta de besar bien, pero que muy bien...



"Hoy abriré de nuevo mi bar, y volveré a ser testigo, una vez más. Casi siempre soy invisible, y silencioso me guardo vuestros secretos. Aquí están todos, cada riña, cada abrazo, cada beso, cada golpe, cada lágrima. Soy testigo con permiso. Historias anónimas que nadie dice y yo sólo veo, y que en cierto modo forman la mía propia. Bebamos esta noche por cada uno de esos instantes fugaces, y por los besos dados en la barra de un bar. Los más bonitos que he dado nunca."


My Blueberry Nights
Wong Kar Wai
(2007)



martes, 16 de diciembre de 2008

La vieja

Siempre que oigo el timbre de mi casa me sobresalto. A mi casa no viene ni el Tato. Siempre están los amigos: "Ay….que tengo que ir a tu casa, a ver cuando quedamos, de la semana que viene no pasa…bla bla bla...Ya lo decían en "Blade Runner" y lo cantaban Los Piratas: "Promesas que se quedarán en estas cuatro paredes, como lágrimas en la lluvia se irán…" El timbre de mi casa sólo lo pican mis padres, mis novios y mis amantes furtivos de media hora.

Eran las once de la mañana y me levanté reinventado en Mr. Propper con ganas de limpiar la cocina. Tenía a la Madonna puesta a toda pastilla, intentando reconciliarme con su "Hard Candy" duro de roer... "Give it to meee…yeah…"cuando sonó el píííííííiiiiiiii atronador del timbre de mi casa. El sonido del timbre de mi casa no es ding don ding, es un pííííííííí largo y desagradable que se te mete en el sentío. Saco la mano del guante y meto el ojo en la mirilla. La mota del centro casi no me deja ver a una vieja octogenaria de pelo largo, lacio y muy blanco.. "Uff.. Qué raro, seguro que viene a llamarme la atención, supuse". Abro la puerta y le lanzo un "hola" amistoso, como si me alegrase de verla.

-My husband!!, my husband!!….
-Oh! What happens?.- A veces me sorprendo de mí mismo por la habilidad pasmosa que tengo para manejarme en mi bloque de Babel con el Spanglish…y es que ese “Oh, what happens” me salió de un británico….
-“My husband has fallen down! My husband has fallen on the floor!“…La vieja me cogío de la mano y me llevó hasta su apartamento.

Su marido estaba tirado en el suelo del dormitorio. Su cuerpo escuálido vestía tan sólo unos calzoncillos blancos muy holgados, como que los que solía llevar mi abuelo. Me acordé entonces, con cierta melancolía, de él cuando vivía con nosotros en el pueblo. Todas las mañanas, recién levantado, se dirigía hacia el cuarto de baño en calzoncillos, con su escupidera en la mano para vaciarla en el váter. Al pobre, debido a la holgura de sus calzoncillos blancos, le asomaba siempre un huevo por alguna de los dos ingles.

Al ver al viejo inmóvil, pensé en un principio que estaba muerto. Lo agarré desde atrás por el tronco y noté cómo mis dedos se hundían en sus costillas. Balbuceaba algo en inglés que no logré comprender. Supuse que le hacía daño pero su cara reflejaba más miedo que dolor. Lo incorporé en un sillón que había en el salón. El anciano miraba hacia la nada. Un perro golpeaba repetidamente con sus patas el cierre de cristal desde la terraza, llena de cagarrutas.

- I´ll call de doctor.
-No, it´s not necessary. We have the emergency button. It´s OK, It´s OK, Thank you. Thank you..- Me dice la vieja mientras me iba empujando "amablemente" hacia la salida. La vieja me lanza un beso llevándose dos dedos a los labios mientras me cierra la puerta casi en mis narices.

A pesar de la crudeza de la escena, mi sentido cotilleador ya venía activado desde que cerré la puerta de mi casa: El apartamento estaba sucio. Había varios retratos polvorientos de jóvenes melenudos rubios en una repisa, de hijos supongo; un disco de vinilo de los Judas Priest apilado junto a otros en un mueble así como periódicos ingleses atrasados sobre la mesa. La minúscula cocina acumulaba restos de comida y bolsas de basura de varios días. El apartamento olía a viejos, olía a pipí. Diógenes campaba por allí a sus anchas.

Ya en casa, con mi nueva calva y mis recién estrenados músculos, frotando los azulejos, recordé entonces que era la misma vieja del ascensor del verano pasado. Desde entonces no habíamos coincidido. Me llamó la atención la mínima conversación que tuvimos bajando siete pisos. Me miró esa vez con unos ojos brillantes pintados de azul y me comentó en un tono seductor:

-Oh… you smell very nice…" -me quedé con la sonrisa partida intentando traducir lo que me decía, deduje por su mirada que no se refería al tiempo.
-What´s your perfum? -me halagó su pregunta y le contesté en un acento francés, como al que le preguntan en una alfombra roja de qué vas vestido…
-It´s Jean Paul Gautier.
-Oh, so nice, very nice…-El sonido susurrante del último “nice”, alargado exageradamente por la vieja, hizo que me pusiera los pelos como escarpias...

Pasaron dos semanas y Mr. Propper había pasado a mejor vida…“Píííííííííííííííííí´”. Meto el ojo en la mirilla. Sigue allí la mota pero reconozco al instante a dos seres pequeños y regordetes con abrigos marrones. Una rubia con labios pintados de rojo y el otro canoso con gafas ahumadas.
-Hola, ¿qué hacéis aquí? No me habéis llamado antes. Pasad, pasad.
-Ay, hijo…¿Es que tienes visita?.-Esa frase ha pasado a convertirse en un código entre mis padres y yo. Preguntar que si tengo visita es lo mismo que preguntar si hay un tío en mi cama.
-No qué va… ¿qué visita voy a tener? Anda ya, pasa, pasa...

Mi madre viene con una bolsa cargada de tuppers y se me cuela en la cocina abriéndome la nevera, golismeando así lo que tengo dentro. Mi padre, periódico en mano, se sienta en el sofá y pone el televisor.

-Mira te he hecho pisto con bacalao, cómete eso hoy. Y esto es paella, esto te dura por lo menos tres días en la nevera; y sopa de verdura; y el pescao este que lo congelas, y jamón, ¡¡Niñooooo!!, el queso que no lo hemos echao…¡¡ayy…qué cabeza!!...

El hecho de vivir en un apartamento de ellos, a cambio de pagarles una cantidad irrisoria en concepto de alquiler, sin papieuribors de por medio, hace que desde hace un par de años haya adoptado un papel de hijo idílico bastante convincente: Que me trae un mantel horroroso lleno de floripondios fluorescentes con servilletas a juego, pues yo lo acojo en casa como si fuese la cosa más cool del momento. En verano, en mis vacaciones, les cedía el pisito gratuitamente durante quince días. A mi madre se le llenaba la boca cuando le decía a sus vecinas que se iba su apartamento de la playa. Lo decía con el único fin de darles envidia y es que ellas se cocerían de calor en el pueblo.

Nos sentamos con mi padre en el sofá. Las visitas de mis padres son siempre express. Nunca duran más de veinte minutos:

-Ay niño, cuéntame, ¿estás con alguien ahora? Como no te pasas por la casa…-Me pregunta mi madre poniéndome la mano en la rodilla, mi padre se hace el interesado por el debate político del Cuatro, pero le pillo mirándola de reojo. Eludo la pregunta con otra.:
-Ay, se me olvidaba, ¿tú conoces al matrimonio inglés ese?, el de tres puertas más para allá.- Tiene gracia, pero es ponerme a hablar con mi mami y se me pegan sus expresiones.
-Oy, sí, si esa es mi amiga inglesa. Yo este verano estuve en su casa muchas veces, sí, sí, que tiene un marido que está ciego…Uno de sus niños tenía un grupo muy importante de música rara jevi de esa..Ay la pobre, antes tenía la casa limpísima, muy curiosa, pero este verano la tenía comía de mierda...- Mi madre no para de charlar y darme lecciones de vecindad: que si debería llamar yo a Asuntos Sociales para que les limpiase la casa un poquito; que yo que sabía inglés por qué no la visitaba de vez en cuando; que porqué no le tiraba la basura cuando yo lo hiciera…. Bla, bla, bla…
-Venga, niña, vámonos.- Se levanta mi padre cogiendo su chaquetón del perchero.
-Ay, este hombre, siempre con las bullas, mira nene, me tiene en un sin vivir eh… -me mira mi madre con los ojos vueltos para arriba mordiéndose el labio.
- Que te comas to lo que te he traído eh. Ah, y dame los tuppers de la semana pasada.

Les acompaño hasta el ascensor. En ese momento la vieja de tres puertas más para allá abre la suya. Mi madre que siempre está con el “oy” por delante emite un “oy, mírala” y se va directa hacia ella.

-¿Qué pasa, cómo estamos?- le chilla mi madre a la vieja. Cree que así la entiende mejor.
-How are you!.- le contesta la vieja en un tono aunténticamente británico.
Mi madre me mira. Me necesita. Me uno al par de vecinas para hacer de intérprete.
-¿Y su marido cómo está?.- Le dice mi mami cogiendo las venosas manos de la vieja. Ésta no se entera de nada, no puedo entender cómo dice mi madre que es amiga suya.
-How is your husband?.- le traduzco.
-Oh, my husband is gone. Two months ago.- Hace un gesto de que se ha ido hacia arriba, de que ha fallecido. ¿Dos meses? Sólo hacía dos semanas que había recogido yo al marido del suelo, qué raro...La vieja parecía que iba a bajar a hacer algún mandao pues estaba muy maquillada y con su largo pelo canoso recogido en un moño, como la vez que se subió conmigo en el ascensor.
-Oy, mamá, que se ha muerto el marido.-le digo a mi mami con voz temblorosa.
-Oiiíí, lo siento muchísimo, hija. Oy qué pena…- mientras mi madre cierra los ojos con gesto lloroso, la vieja me mira con cara desafiante.

-Oy, de verdad que lo siento muchísimo, ea ¡pues
aquí está mi niño pa lo que usted quiera eh!.- se despide chillándole mientras le suelta las manos. La vieja se despide de nosotros agitando la mano, metiéndose en la casa de nuevo no sin antes dedicarme un guiño desconcertante.

-Bueno niño, que nos vamos, dame otro beso anda...
Cerrándose las puertas del ascensor, oigo cómo mi madre le dice a mi padre:

-Oy niño, que rara está, ¿la has visto? Mírala, tanta pena no tendrá cuando está tan maquillá.

lunes, 8 de diciembre de 2008

La dama de Shalott

Gracias a una entrada que me dedicó hace algún tiempo un blogosfiera, descubrí una canción maravillosa: "The Lady of Shalott", de Loreena McKennitt. Seguramente, la paz que destila esta canción contribuyó a poner un poco de orden a un por entonces caótico Arguifonte. Desde aquel día, la habré escuchado decenas de veces, pero nunca me entretuve en averiguar de qué hablaba. Ahora, desde el claustro de mi obligado retiro, absoluto y espiritual,(qué bien que suena así estar de baja), tuve tiempo de indagar un poco. Así que, entre "wiskipedias" y demás "ciberpedias", encontré la historia de esta dama.

Se trata de un poema de Alfred Tennyson, poeta inglés del siglo XIX, cuya obra está inspirada en temas mitológicos y medievales. El título del poema es homónimo a la canción y cuenta la historia de Elena, la dama de Shalott, que fue encerrada en una torre donde tejía día y noche. Un susurro le anunció que le aguardaba una horrible maldición si miraba en dirección a Camelot. Aunque desconocía en qué consistía la maldición, seguía tejiendo sin parar. Nadie la conocía, ya que vivía encerrada; algunos campesinos creían oírla cantar por las mañanas, al amanecer, y se referían a ella como a un hada. Su contacto con el mundo exterior era a través de un espejo que, reflejando la ventana, le mostraba Camelot. En las telas que tejía se reflejaba lo que ella veía a través de ese espejo, como las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda. Un día, a través del espejo, Elena vio a Lancelot y se enamoró de él. Dejó de coser y, sin poder evitarlo, miró hacia Camelot.
En ese momento, el espejo se quebró, las telas salieron volando por la ventana y la maldición cayó sobre ella. Bajó de la torre y cogió una barca....

Varios pintores de la época reflejaron en sus obras pasajes de este texto. Una de las más conocidas es la trilogía que pintó John William Waterhouse, pintor prerafaelista, casi coetáneo de Tennyson. Las tres primeras imágenes que intercalan el poema original son de éste.

El final que depararía a Elena lo descubriréis si lo leéis. Después del original, os he puesto su traducción. Espero que os guste tanto la canción como el poema. A mí me han entusiasmado.





THE LADY OF SHALOTT

I

On either side the river lie
Long fields of barley and of rye,
That clothe the wold and meet the sky;
And through the field the road run by
To many-tower'd Camelot;
And up and down the people go,
Gazing where the lilies blow
Round an island there below,
The island of Shalott.

Willows whiten, aspens quiver,
Little breezes dusk and shiver
Through the wave that runs for ever
By the island in the river
Flowing down to Camelot.
Four grey walls, and four grey towers,
Overlook a space of flowers,
And the silent isle imbowers
The Lady of Shalott.

By the margin, willow veil'd,
Slide the heavy barges trail'd
By slow horses; and unhail'd
The shallop flitteth silken-sail'd
Skimming down to Camelot:
But who hath seen her wave her hand?
Or at the casement seen her stand?
Or is she known in all the land,
The Lady of Shalott?

Only reapers, reaping early,
In among the bearded barley
Hear a song that echoes cheerly
From the river winding clearly;
Down to tower'd Camelot;
And by the moon the reaper weary,
Piling sheaves in uplands airy,
Listening, whispers, ''Tis the fairy
The Lady of Shalott."


II

There she weaves by night and day
A magic web with colours gay.
She has heard a whisper say,
A curse is on her if she stay
To look down to Camelot.
She knows not what the curse may be,
And so she weaveth steadily,
And little other care hath she,
The Lady of Shalott.

And moving through a mirror clear
That hangs before her all the year,
Shadows of the world appear.
There she sees the highway near
Winding down to Camelot;
There the river eddy whirls,
And there the surly village churls,
And the red cloaks of market girls
Pass onward from Shalott.

Sometimes a troop of damsels glad,
An abbot on an ambling pad,
Sometimes a curly shepherd lad,
Or long-hair'd page in crimson clad
Goes by to tower'd Camelot;
And sometimes through the mirror blue
The knights come riding two and two.
She hath no loyal Knight and true,
The Lady of Shalott.

But in her web she still delights
To weave the mirror's magic sights,
For often through the silent nights
A funeral, with plumes and lights
And music, went to Camelot;
Or when the Moon was overhead,
Came two young lovers lately wed.
'I am half sick of shadows,' said
The Lady of Shalott.


III

A bow-shot from her bower-eaves,
He rode between the barley sheaves,
The sun came dazzling thro' the leaves,
And flamed upon the brazen greaves
Of bold Sir Lancelot.
A red-cross knight for ever kneel'd
To a lady in his shield,
That sparkled on the yellow field,
Beside remote Shalott.

The gemmy bridle glitter'd free,
Like to some branch of stars we see
Hung in the golden Galaxy.
The bridle bells rang merrily
As he rode down to Camelot:
And from his blazon'd baldric slung
A mighty silver bugle hung,
And as he rode his armor rung
Beside remote Shalott.

All in the blue unclouded weather
Thick-jewell'd shone the saddle-leather,
The helmet and the helmet-feather
Burn'd like one burning flame together,
As he rode down to Camelot.
As often thro' the purple night,
Below the starry clusters bright,
Some bearded meteor, burning bright,
Moves over still Shalott.

His broad clear brow in sunlight glow'd;
On burnish'd hooves his war-horse trode;
From underneath his helmet flow'd
His coal-black curls as on he rode,
As he rode down to Camelot.
From the bank and from the river
He flashed into the crystal mirror,
'Tirra lirra,' by the river
Sang Sir Lancelot.

She left the web, she left the loom,
She made three paces through the room,
She saw the water-lily bloom,
She saw the helmet and the plume,
She look'd down to Camelot.
Out flew the web and floated wide;
The mirror crack'd from side to side;
'The curse is come upon me,' cried
The Lady of Shalott.


IV

In the stormy east-wind straining,
The pale yellow woods were waning,
The broad stream in his banks complaining.
Heavily the low sky raining
Over tower'd Camelot;
Down she came and found a boat
Beneath a willow left afloat,
And around about the prow she wrote
The Lady of Shalott.

And down the river's dim expanse
Like some bold seer in a trance,
Seeing all his own mischance—
With a glassy countenance
Did she look to Camelot.
And at the closing of the day
She loosed the chain, and down she lay;
The broad stream bore her far away,
The Lady of Shalott.

Lying, robed in snowy white
That loosely flew to left and right—
The leaves upon her falling light—
Thro' the noises of the night,
She floated down to Camelot:
And as the boat-head wound along
The willowy hills and fields among,
They heard her singing her last song,
The Lady of Shalott.

Heard a carol, mournful, holy,
Chanted loudly, chanted lowly,
Till her blood was frozen slowly,
And her eyes were darkened wholly,
Turn'd to tower'd Camelot.
For ere she reach'd upon the tide
The first house by the water-side,
Singing in her song she died,
The Lady of Shalott.

Under tower and balcony,
By garden-wall and gallery,
A gleaming shape she floated by,
Dead-pale between the houses high,
Silent into Camelot.
Out upon the wharfs they came,
Knight and Burgher, Lord and Dame,
And around the prow they read her name,
The Lady of Shalott.

Who is this? And what is here?
And in the lighted palace near
Died the sound of royal cheer;
And they crossed themselves for fear,
All the Knights at Camelot;
But Lancelot mused a little space
He said, 'She has a lovely face;
God in his mercy lend her grace,
The Lady of Shalott.'


LA DAMA DE SHALOTT




I
A ambos lados del río se despliegan
sembrados de cebada y de centeno
que visten la meseta y el cielo tocan;
y corre junto al campo la calzada
que va hasta Camelot la de las torres;
y va la gente en idas y venidas,
donde los lirios crecen contemplando,
en torno de la isla de allí abajo,
la isla de Shalott.

El sauce palidece, tiembla el álamo,
cae en sombras la brisa, y se estremece
en esa ola que corre sin cesar
a orillas de la isla por el río
que fluye descendiendo a Camelot.
Cuatro muros y cuatro torres grises
dominan un lugar lleno de flores,
y en la isla silenciosa vive oculta
la Dama de Shalott.

Junto al margen velado por los sauces
deslízanse tiradas las gabarras
por morosos caballos. Sin saludos,
pasa como volando la falúa,
con su vela de seda a Camelot:
mas, ¿ quién la ha visto hacer un ademán
o la ha visto asomada a la ventana?
¿O es que es conocida en todo el reino,
la Dama de Shalott?

Sólo al amanecer, los segadores
que siegan las espigas de cebada
escuchan la canción que trae el eco
del río que serpea, transparente,
y que va a Camelot la de las torres.
Y con la luna, el segador cansado,
que apila las gavillas en la tierra,
susurra al escucharla: «Ésa es el hada,
la Dama de Shalott».




II

Allí está ella, que teje noche y día
una mágica tela de colores.
Ha escuchado un susurro que le anuncia
que alguna horrible maldición le aguarda
si mira en dirección a Camelot.
No sabe qué será el encantamiento,
y así sigue tejiendo sin parar,
y ya sólo de eso se preocupa
la Dama de Shalott.

Y moviéndose en un límpido espejo
que está delante de ella todo el año,
se aparecen del mundo las tinieblas.
Allí ve la cercana carretera
que abajo serpea hasta Camelot:
allí gira del río el remolino,
y allí los más cerriles aldeanos
y las capas encarnadas de las mozas
pasan junto a Shalott.

A veces, un tropel de damiselas,
un abad tendido en almohadones,
un zagal con el pelo ensortijado,
o un paje con vestido carmesí
van hacia Camelot la de las torres.
Y alguna vez, en el azul espejo,
cabalgan dos a dos los caballeros:
no tiene caballero que la sirva
la Dama de Shalott.

Pero aún ella goza cuando teje
las mágicas visiones del espejo:
a menudo en las noches silenciosas
un funeral con velas y penachos
con su música iba a Camelot;
o cuando estaba la luna en el cielo
venían dos amantes ya casados.
«Harta estoy de tinieblas», se decía
la Dama de Shalott.





III

A un tiro de flecha de su alero
cabalgaba él en medio de las mieses:
venía el sol brillando entre las hojas,
llameando en las broncíneas grebas
del audaz y valiente Lancelot.
Un cruzado por siempre de rodillas
ante una dama fulgía en su escudo
por los remotos campos amarillos
cercanos a Shalott.

Lucía libre la enjoyada brida
como un ramal de estrellas que se ve
prendido de la áurea galaxia.
Sonaban los alegres cascabeles
mientras él cabalgaba a Camelot:
y de su heráldica trena colgaba
un potente clarín todo de plata;
tintineaba, al trote, su armadura
muy cerca de Shalott.

Bajo el azul del cielo despejado
su silla tan lujosa refulgía
el yelmo y la alta pluma sobre el y
elmocomo una sola llama ardían juntos
mientras él cabalgaba a Camelot.
Tal sucede en la noche purpúrea
bajo constelaciones luminosas,
un barbado meteoro se aproxima
a la quieta Shalott.

Su clara frente al sol resplandecía,
montado en su corcel de hermosos cascos;
pendían de debajo de su yelmo
sus bucles que eran negros cual tizones
mientras él cabalgaba a Camelot.
Al pasar por la orilla y junto al río
brillaba en el espejo de cristal.
«Tiroliro», por la margen del río
cantaba Lancelot.

Ella dejó el paño, dejó el telar,
a través de la estancia dio tres pasos,
vio que su lirio de agua florecía,
contempló el yelmo y contempló la pluma,
dirigió su mirada a Camelot.
Salió volando el hilo por los aires,
de lado a lado se quebró el espejo.
«Es ésta ya la maldición», gritó
la Dama de Shalott.




IV

Al soplo huracanado del levante,
los bosques sin color languidecían;
las aguas lamentábanse en la orilla;
con un cielo plomizo y bajo, estaba
lloviendo en Camelot la de las torres.
Ella descendió y encontró una barca
bajo un sauce flotando entre las aguas,
y en torno de la proa dejó escrito
La Dama de Shalott.

Y a través de la niebla, río abajo,
cual temerario vidente en un trance
que ve todos sus propios infortunios,
vidriada la expresión de su semblante,
dirigió su mirada a Camelot.
Y luego, a la caída de la tarde,
retiró la cadena y se tendió;
muy lejos la arrastró el ancho caudal,
la Dama de Shalott.

Echada, toda de un níveo blanco
que flotaba a los lados libremente
—leves hojas cayendo sobre ella—,
a través de los ruidos de la noche
fue deslizándose hasta Camelot.
Y en tanto que la barca serpeaba
entre cerros de sauces y sembrados,
cantar la oyeron su canción postrera,
la Dama de Shalott.

Oyeron un himno doliente y sacro
cantado en alto, cantado quedamente,
hasta que se heló su sangre despacio
y sus ojos se nublaron del todo
vueltos a Camelot la de las torres.
Cuando llegaba ya con la corriente
a la primera casa junto al agua,
cantando su canción, ella murió,
la Dama de Shalott.

Por debajo de torres y balcones,
junto a muros de calles y jardines,
su forma resplandeciente flotaba,
su mortal palidez entre las casas,
ya silenciosamente en Camelot.
Viniendo de los muelles se acercaron
caballero y burgués, señor y dama,
y su nombre leyeron en la proa,
La Dama de Shalott.

¿Quién es ésta?
¿Y qué es lo que hace aquí?
Y en el cercano palacio encendido
se extinguió la alegría cortesana,
y llenos de temor se santiguaron
en Camelot los caballeros todos.
Pero quedó pensativo Lancelot;
luego dijo: «Tiene un hermoso rostro;
que Dios se apiade de ella, en su clemencia,
la Dama de Shalott».





(Traducción de Antonio Rivero Taravillo)

lunes, 1 de diciembre de 2008

Abrázame

Se acaba la noche y no te has comido nada. Decides dar la patada al listón. Ya todo vale, aún así nada. Nadie te mira. Estás borracho. Has bebido hasta más no poder. Balbuceas con uno de al lado de la barra pero sólo consigues proyectarle pequeños escupitajos hacia su cara creyendo que tienes una conversación seductora. Olvidas que en cuanto tomas dos copas la lengua se te traba. Lo intentas con el camarero, un bello machote traído del Este. Nada. Te invita educadamente, con su acento svenska, a que abandones el local. Ya van a cerrar y están recogiendo. Oyes risas por detrás cuando sales . Seguro que es por ti. Te da igual. Es lo bueno que tiene el alcohol. Saliste solo esa noche para olvidar y este absurdo ridículo no lo recordarás.

Nadie por la calle, son más de las siete de la mañana y empieza a amanecer. Hace un frío que pela pero tú vas a erupcionar por algún lado del calor que llevas por dentro. Pulsas un timbre...Esperas... Seguro que ya habrá cerrado. Te abre la puerta una cara conocida de algún sitio. Intentas recordar de qué lo conoces mientras le dejas tu chaqueta para que la meta en el guardarropa. El local está petado de gente. A medida que avanzas por éste se te va evaporando toda la cogorza que llevas encima del mismo nerviosismo que tienes...

Nerviosismo por follar. Tus sentidos se brutalizan. Oyes cadenas, azotes, gemidos,... golpes... Descorres la cortina oscura y te adentras en el fragor de los posesos que son desposeídos. Te acercas a un trío. Dos tiarrones, rapados, fuertes y velludos que no parecen ser españoles y una marica enclenque que es follada vilmente por uno de estos. El otro, le regala su gran verga que es lamida con fruición. No hacen falta señales para darte cuenta de que quieren que te unas al juego. Desabrochas tu bragueta y les ofreces tu nunca menospreciado aparato. No te hizo falta calentamiento previo, venían tus cuerpos cavernosos ya repletos de hirviente sangre desde antes de tocar el timbre. Te besas con el tiarrón. Te encanta como besa. Es más, te pone a mil como besa. El tiarrón II se une al beso. Ya es un beso a tres. Dejan de interesarse por la marica enclenque. Deduces que son pareja. Te entretienes en hacer análisis estúpidos incluso en situaciones como estas. Ellos se marchan, ya no les interesas tampoco. Tú te quedas para que te la coman un par de minutos más. De repente, te asalta una sensación de asco y arrepentimiento y te subes los pantalones a toda prisa. Te estás abrochando el cinturón cuando se te abalanza:

-Eh tú, duerme conmigo, quédate conmigo por favor.

-Qué dices tío, pero si no te conozco de nada, déjame...- le apartas con una mano mientras con la otra te remetes las pañoletas de la camisa.

-Venga que me presento, me llamo Roberto, soy de Cáceres y he venido a pasar el fin de semana. Ven conmigo hoy por favor, tengo sitio, no quiero dormir solo. Abrázame por favor, abrázame.


sábado, 15 de noviembre de 2008

Russian Red

Iba yo caminando por la calle bajo una lluvia torrencial cuando de repente miro hacia arriba y....¡¡¡Ayy!!!....ioghispoghijzhsgkbvasklghkhskghdfpnñh.... ¿¿pero qué coño estoy escribiendo??. Que no, que hoy no tengo musos. Renuevo entrada con una cantante que me tiene enganchao desde el lunes. Me sonaba algo una canción suya de un anuncio de los baratuchos helados Häagen Dazs . Es madrileña aunque canta en inglés y el nombre lo cogió del pintalabios que habitualmente usa. Tiene en éste, su primer trabajo "I love your glasses", una genial versión del "Girl Just Wanna have Fun" de Cindy Lauper. No olvidéis este nombre: Russian Red. Seguramente esta chavala, de tan sólo 22 años, haya venido para quedarse.

Esta mañana, nada más levantarme, aún herido por tener sus bonitas plumas gruesas clavadas en mi cabeza, fui como loco al Carrefool de al lado de casa a pillarme el disco, pero sólo encontré Poyeyas, Sustoamantes y demás música "arrebatada" en las estanterías, así que me vine de vacío. Miento. Compré seis latas de atún en oferta.

El martes 18 actúa cerca de Plutón, pero el destino quiso que la descubriese un lunes y las entradas se agotasen el viernes anterior en cero coma. Quizá tú puedas hacer algo para que cambie este avatar, si es que te sobra alguna entrada para el concierto. ¿Me invitas?



"She said hey, wont you pick me up?
he said, well, what about at nine?
And she wakes up, it´s freezing cold outside
but he´s not there, wherever he may fly?

Barely aware of her reality, she stands right by
the centre of the room.
Feathers, she´s got nice thick feathers
she´s put on, for she wanted to reach the violent kingdom.

Every time, she steps on what she calls
the misery land, for only bats and cops
forgets about his kisses and his voice.
He wore a suit with labels at the front.

Barely aware of her reality, she stands right by
the centre of the room.
Feathers, she´s got nice thick feathers
she´s put on, for she wanted to reach the violent kingdom.

Barely aware of ther reality, she stands right by
the centre of the room."

viernes, 7 de noviembre de 2008

Cleptómanas


-Hola tita, qué pasa, ¿cómo estás?

-Mala hijo, estoy "mu mala"- me dice mientras me da un par de besos.

Mi tita, desde que tengo uso de razón siempre está mala. Largas sesiones de sofá le habían hecho engordar demasiado. Sofá, sofá, sofá... sólo quería sofá. Mi tita, la osa mayor de tres hermanas, siempre que acababa de almorzar era abducida por una extraña pájara. Adquirió este término para sí en la época del "boom" de los Giros, Tours y Vueltas ciclistas que mi tito seguía fervorosamente montado en su vieja ciclostatic frente al televisor mientras mi tita, siempre embatada, babeaba el brazo izquierdo del sofá.

Mi prima, la pobre, era obligada por aquel entonces a recoger la mesa y fregar los cacharros mientras mi primo y yo subíamos a la azotea a jugar con las fregonas. Simulaban ser nuestras mujeres y nos pasábamos la tarde haciéndole trencitas y peinados varios en sus algodonados pelos. Un día, nuestras chicas aparecieron peliteñidas de rubio con el pelo a lo afrovileda. Dejaron de gustarnos, era difícil entonces manejar ese áspero y tieso cabello así que decidimos divorciarnos de ellas. Fue entonces cuando empezamos a juntarnos con los niños machotes del barrio para jugar al fútbol en la plazoleta.

Cuando regresábamos para merendar, mi tita, ya recuperada de su pajarísmo crónico y siempre obsesiva con la limpieza, nos obligaba a que restregásemos las suelas de las zapatillas contra la peliteñida de mi primo para no ensuciar lo recién fregado. Notaba yo cómo mi primo realizaba este acto con especial dedicación...

-Siéntate, ¿quieres un café?... ¡Niña! ¡Mira quién ha venido! Anda... házle un café al primo.

Mi prima me dedica una sonrisa picarona al entrar en la cocina. Venía del lavadero donde había estado haciendo guardia frente a la lavadora, brazos en jarra, para echarle el suavizante. Siempre le hice tilín a mi prima. Yo era su primo favorito y ella lo era para mí. Una vez, de pequeños, me encerró bajo llave con ella en la habitación de la abuela y casi me suplicó que se la enseñase, que me bajase los pantalones ahí mismo, que no se lo diría a nadie. No lo hice. O sí. No me acuerdo. Bueno, sí que me acuerdo...


-Oye tita, qué imán más chulo ese que tienes en la nevera.

-Quétadelo si quieres. Tengo muchos más. Ven sígueme.

Me coge de la mano y me lleva al salón-exposición. Una de esas estancias donde siempre están los mejores sofás y demás muebles que sólo sirven para coger polvo para condena de mi prima. Presidía el salón, aparte de un ostentoso mueble-bar, una gran mesa con dos candelabros churriguerescos, fotos en grandes marcos de bronce de toda la familia y una gran sopera sobre un pañito de crochet en el centro. La destapa y me descubre su botín. Reposaban dentro decenas de imanes para frigoríficos de todos los tamaños y procedencias: de Lloret de Mar, de Lanjarón, de Tenerife... lugares que había visitado con mi tito en los viajes del Imserso.

-Los robo en las tiendas de "chuvení" ¡Es muy fácil niño!, me hago la tonta y los voy metiendo en el bolso, como el que no quiere la cosa... Ahora me ha dado por el chino de la plazoleta. Mira qué figuras.. mira esta otra...mira ésa.. - me dice mientras me señala una serie de figuras horrorosas de colores y formas imposibles.

En ese momento me acuerdo de mi amiga Amancia deleitándonos en la playa con sus artimañas y trucos para robar en las tiendas de su tocayo: que si cambio de etiquetas (me llevo el abrigo por el precio de una camiseta), desactivación de alarmas, entrar en la tienda con chanclas de playa y salir con zapatos de tacón y un largo etcétera...Cuando nos contaba esto, sus enormes ojos brillaban con la misma intensidad con que lo hacían ahora los de mi tita. Ahora entiendo el placer que provocaba a Amancia hacer este acto sólo con ver la cara de gozo de la hermana de mi madre. El hecho de imaginarme a mi tita dando su particular golpe en la pequeña China hacía que me descojonase, pero tenía que disimular para no convertirme en confidente de sus fechorías:

-Joer tita, ¡qué vergüenza!, El día que te pillen verás , y si te pillan las vecinas, que aquí os conocéis todos... o tito, ¿qué pasaría si se enterase tito?..., o los chinos... ¡¡de los chinos nunca te puedes fiar!!

Nunca me he fiado de los chinos. A mí esa sonrisa instantánea justo cuando te ven entrar en sus tiendas o restaurantes así como esos modales tan fríamente calculados, me dan más miedo que a ellos un pelo negro largo mojao en una de sus pelis de terror....¿o eran japonesas éstas?

-Ay hijo es verdad, que fatiga si me pillasen, tengo que dejar de ir a los chinos y a los "chuvení"... que vergüenza... si tito se entera, me mata....- gimotea mi tita mordiéndose el labio inferior mientras me mira con un rostro de repente indulgente, dejando sobre la mesa uno de sus orientales trofeos.

sábado, 1 de noviembre de 2008

November Rain



When I look into your eyes
I can see a love restrained
But darlin' when I hold you
Don't you know I feel the same

'Cause nothin' lasts forever
And we both know hearts can change
And it's hard to hold a candle
In the cold November rain

We've been through this such a long long time
Just tryin' to kill the pain

But lovers always come and lovers always go
An no one's really sure who's lettin' go today
Walking away

If we could take the timeto lay it on the line
I could rest my head
Just knowin' that you were mine
All mine
So if you want to love methen darlin' don't refrain
Or I'll just end up walkin'
In the cold November rain

Do you need some time...on your own
Do you need some time...all alone
Everybody needs some time...on their own
Don't you know you need some time...all alone

I know it's hard to keep an open heart
When even friends seem out to harm you
But if you could heal a broken heart
Wouldn't time be out to charm you

Sometimes I need some time...on my own
Sometimes I need some time...all alone
Everybody needs some time...on their own
Don't you know you need some time...all alone

And when your fears subside
And shadows still remain
I know that you can love me
When there's no one left to blame

So never mind the darkness
We still can find a way
'Cause nothin' lasts forever
Even cold November rain

Don't ya think that you need somebody
Don't ya think that you need someone
Everybody needs somebody
You're not the only one
You're not the only one

martes, 28 de octubre de 2008

Top 5 de Gatos Tumbaos

Venga bah! Hoy una de confesiones,
vamos a frivolizar un poco...


Tengo un fetiche: No hay cosa
que me ponga más en el mundo
que unos buenos gatos tumbaos
encima de los ojos de un tío.


Aquí os dejo con mi particular
ranking...para que luego digan
que la belleza está en el interior.....
¡Venga ya hombre! Lo que hay dentro está oscuro,
no se ve, es otra cosa. Eso debe tener otro nombre.

En este caso, te aseguro que
está encima de los ojos de éstos que
te miran...














5º ADRIÁ COLLADO
















4º JON KORTAJARENA
















3º MATT DILLON













2º PETER GALLAGHER












1º JUDE NIMRI-TUCKER

miércoles, 22 de octubre de 2008

Me vendo


Cada vez que se acaba una relación, aparece un perfil nuevo en uno de tantos portales habilitados para esto. Me mercadeo de nuevo en la jungla. Antes o después, siempre con la reticencia del nunca más, acabo adentrándome en la galería y monto mi propio tinglado. Entre vitrinas y mostradores, expongo fotos de cara, de cuerpo, canciones, video-clips y hasta un post de este absurdo y endogámico blog. La carne y la cara las voy intercalando en función de la demanda. Cuando la cosa está floja de ventas, expongo la carne en el punto caliente y noto cómo la máquina de tickets-turno dispensa con mayor rapidez. Una vez incluso fui "Chuzo de la Semana". Tanta satisfacción y egocentrismo me provocó esto que decidí colgar en lugar preferente el diploma en mi chambao, y es que la competencia en mi mercado se ha vuelto feroz por culpa de la globalización.

He notado, en mi particular estudio de "mercating", que cada vez recibo menos mensajes con fotos privadas de penes erectos y traseros en distintas posiciones esperando una improbable respuesta. Me asombra el hecho de que haya personal de tenderetes vecinos que se detengan a leer el post. Opiniones diversas, buenas y malas, e incluso algunas condolencias también recibí. Quizá el hecho de no recibir "penemensajes" sea un síntoma de decadencia en mi perfil y deba meterle más carnaza y menos texto y reflexiones de pacotilla. ¿Qué hago?

Me vendo con todo esto al mejor postor, al de una última oferta, al del mensaje definitivo. El Gato del Cabo me hizo descubrir las maravillosas letras de Gil de Biedma; el hermoso Eliot "El Grande", las suyas propias cargadas de electricidad; y del Hombre de los Gatos Tumbaos me quedo con su conversación, llena de segundos, minutos y horas. Cuatro horas de charla diaria desde hace diez días como si tuviéramos una imperiosa necesidad de contárnoslo todo a sabiendas de que ésta acabará siempre en puntos suspensivos. Cuatro horas usando todos los medios que nos ofrecen para hacerlo: bien sea vía metadona-msn, videometadonallamada, webmetadonacam, sms-metadona, telefónicametadona... Doscientos cuarenta minutos nocturnos de dosis necesaria... Todo esto hace que cada madrugada me acueste con una sonrisa estúpida.

Este fin de semana, probablemente, se acerque a mi puesto a adquirirme en persona. Daré entonces por finalizada la subasta on-line. Me tiene algo nervioso la espera, pienso abrir incluso el domingo si es necesario. Subiré esta vez la chapa de mi chiringo sólo para un efebo de metro noventa de una belleza insultante, bestial, epatadora, rozando la arrogancia. Esa clase de guapos que anulan al resto de miserables danzantes en una discoteca. Ése al que todos quieren tocar y desear pero que sólo los elegidos son aceptados con su mirada aniquiladora.

Esta mañana llueve en Plutón. Sólo espero que sus negros gatos tumbaos sean misericordes conmigo y que el agua no les haga sacar las uñas.

viernes, 17 de octubre de 2008

Pandémica y Celeste

"quam magnus numerus Libyssae arenae
.......................................
aut quam sidera multa, cum tacet nox,
furtiuos hominum uident amores."
CATULO, VII

"Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !
Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goûtée à ce mal d'être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.

Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.

Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho."


Jaime Gil de Biedma

domingo, 12 de octubre de 2008

Extraño viaje furtivo

18:47. Despiertas de una larga siesta. Aturdido todavía, te diriges hacia la máquina. No. No hay mensaje de cancelación. Tienes que ir.. vas a ir.... vas a verlo de nuevo!! Barba de tres días. Un café primero. Cargado. Quieres estar lo más despierto posible. No sabes si podrás tomártelo con él. No sabes cuánto durará el encuentro. No sabes nada.. Rasurado de barba... uf... que cuello más sensible... ya te hiciste una herida. No pasa nada... con la crema se disipará. Ducha de agua caliente, ducha de agua fría. Ya estás. Ahí, desnudo frente al espejo de tu habitación untándote crema en la cara. Una calada al cigarro. Elección de slips. Los mismos. Te pondrás los mismos de la última vez. Te dieron suerte. Debe ser algo así como un amuleto. ¿ Qué ropa te vas a poner?... Venga bah.... no te lo pienses tanto, ponte lo último que te compraste... Wuooo... ¿no querías parecer demasiado presuntuoso no? No quieres impresionar. Te hubiera dado igual tirar para la puerta del supermercado en pijama, verlo un par de minutos y largarte de nuevo a casa. Colonia sí, colonia no... Un no rotundo, te dices a ti mismo. Decidido. Bueno venga... te pulverizas un poco, pero sólo un poco. Además, sé que empiezas a odiar ese perfume con torso de hombre. Puede ser que todavía estés marcado por lo que te dijo aquella dependienta de perfumería con la que acabaste liándote: "Ese es el perfume más demandado por los maricones".

En el coche...Fangoria... vaya!! "El Extraño Viaje" Quizá sea premonitorio. Aparcas lejos del lugar elegido. Puede que tengas la suerte de que te acompañe. Una perfecta excusa para pasear juntos a la vuelta. LLegas con diez minutos de antelación. Entras al super atestado de gente. Un par de vueltas al stand de DVD´s y otro vistazo al de Cd´s. Sales a la puerta. Te sitúas en un lateral del local. Te sientes demasiado al descubierto en la entrada. Demasiada gente. Te asomas de nuevo y allí lo ves... Te reconoce al instante. Te acercas a él. No sabes qué hacer: si darle la mano en plan formal; darle la mano en plan colegas o directamente darle un abrazo. Finalmente sale una mezcla de las dos primeras opciones. Elegís la cafetería y ahí estáis... Sentados los dos. ¡¡Craso error!! ¡¡La cagaste !! Te va a ver tu peor perfil. Mira que te lo tengo dicho... ¡¡que el bueno es el derecho!!!. Ya no tienes elección.

Habla y habla al principio sin parar, y escuchas, y sonríes y le pisas las frases. Quizá le moleste eso. No lo sabes. Todavía no le conoces lo suficiente. Silencios.... intervalo de silencio...silencios cómodos, silencios maravillosos... interrumpido uno de ellos por un estúpido accidente de tráfico. Otra cosa más en común...Pasión Vega!! No te lo puedes creer ¡¡Dónde coño habrá estado metido este tío toda su vida!! Risas.... No dejas de mirarle. Quieres retenerlo en tu mente. Apenas te quedaban flashes de su rostro. Joder tío!! Cada vez que sonríe es como si te mandasen fogonazos de luces largas en nocturnas carreteras secundarias.

Se acaba el tiempo. Casi una hora. Qué rápido que ha pasado. Desciendes de nuevo a la Tierra por un momento pero después vuelves a despegar. Camino de los coches, por el camino de los Ingleses... "¿dónde está el tuyo?, ¿por allí?, no por aquí, sí, sí, era esa calle al final... Juntos y solos por una calle acabada en curva... Cómo te apetece rozarte de nuevo con él, como aquella primera vez pero ahora parecería demasiado descarado. Chocáis varias veces adrede. Empiezas a excitarte. Notas como el corazón y tu músculo central comienzan a bombear sangre.. ¡¡qué tensión macho!. Arboles y ramas salientes de verjas de chalés que ocultan aceras. Escondite perfecto. Te dan ganas de empujarle hacia éstas y devorarlo ahí mismo.... "Bueno" te dice "ya nos veremos" Justo ahí sientes su aliento. Qué cierto es eso de los olores y las feromonas... Ves como hace un ademán de darte la mano y le pides que te dé un abrazo "Ey... ¡¡que darse un abrazo es cosa de machos!!" le dices mientras le aprietas fuerte contra ti. Aprovechas y besas su cuello. Toda esa tensión que llevabas acumulada durante el camino parece que queda algo más resuelta. No quieres irte, notas como él tampoco. Intentáis alargar un poco más ese preciado y escaso tiempo. "Me alegro de verte." le dices. "Igualmente" te contesta. Ves cómo se aleja rápidamente hacia su nave. Tiene prisa y estos encuentros furtivos son siempre así de finitos. El tiempo infinito pertenece a su mujer.

Ya de vuelta, te acuerdas de Diane Lane en esa escena del tren. Wuauuu..., mejor descripción de ésta no podías haber encontrado con esta crítica de Infiel en la que describe dos momentos cumbres de la actriz en la película:....."cuando Connie regresa a casa en tren, después de uno de sus furtivos encuentros con Paul y no puede contener su estado de agitación y dicha; y el otro, cuando Connie es desnudada por su amante y su cuerpo tiembla a la vez de miedo y placer...."

Que tengáis un buen domingo, Arguifonte, antes de rendirse a mis garras, me pidió que os diese un abrazo a todos,

MORPHEO.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Octubre

"El viento hará crujir las ramas
la bruma vestirá su manta blanca
Tantas hojas caerán
la senda cubrirán
Octubre tendrá su revancha
El sol surgirá velado
y buscaremos el calor deseado
Tus pañuelos en collar
tarde vas a encontrar
Octubre en la fuente durmiendo
Volveremos a ver
en las mesas de ayer
algún vaso abandonado
y un cielo bajo apenado
Te daré una flor
y manteles de color
para ser de Octubre olvidados
En la cumbre, allá en la colina
veremos todo
lo que Octubre ilumina
Serán tuyas mis manos
abrigados los dos
frente al mundo que se inclina
Volveremos a ver
en las mesas de ayer
algún vaso abandonado
y un cielo bajo apenado
Te daré una flor
y manteles de color
para ser de Octubre olvidados
Sin duda se verá en las ventanas
marionetas de vapor dibujadas
y nosotros jugando
como niños brincando
Octubre quedará, quién sabe
y nosotros jugando
como niños brincando
Octubre quedará, quién sabe"


jueves, 25 de septiembre de 2008

Extraño de catálogo

Ayer, "cinecena" con A. Ya hace un año que conozco a este barbudo cachalote de tan sólo veinte años. Vimos una película imposible, Los Extraños, aunque la cita era sólo un pretexto para vernos. A pesar de superarle en doce años, siempre tengo la sensación de aprender constantemente de él. Llevamos más o menos el mismo tiempo ejerciendo, pero me da a mí que sabe mucho más que yo de esto. Sólo me falta cuando quedo con él coger una libretilla y tomar notas...

Alguien una vez me dijo que yo era como un gay de catálogo; de esos que constantemente están estudiando el prototipo ideal de cómo hay que ser para ser un buen gay: qué vestir, qué música oir, qué libros y revistas leer, a qué playas y bares ir: que a los gays les gusta Najwa Nimri o Fangoria, pues me compro la discografía entera; que los gays llevan bañador de slip, pues me compro dos y llamativos eh, nada de sobriedad para ir a la playa...Playas... ni se te ocurra ir a la Malagueta eh.. siempre debes ir a Guadalmar, Cabopino o al Poseidón, que te tienes que dar a conocer.

Coronita en mano, intercambiamos confidencias de conquistas coincidentes del pasado. Sin malicia eh, que nunca hablamos de tamaños ni cosas de esas, (bueno a veces, que sí que importa joder), y es que en el tiempo que llevo en esto me he dado cuenta que lo peor que te puede pasar en Torremolinos, "capital del merdelloneo gay" como diría otro conocido, es tenerla pequeña. En seguida te señalan y te crucifican. Ah ese, uff.. la tiene muy pequeña. Por si hay alguna duda, puedo ir con la cabeza bien alta por ese puto pañuelo gay que es la Nogalera.

Al final de la conversación, tras relatarnos varios encuentros de cada uno, saciados ya de tanta bacanalidad, acabamos hablando de las ganas que tenemos de encontrar a alguien del que enamorarnos. En fin, palabras, palabras, palabras...

domingo, 21 de septiembre de 2008

Ni siquiera el diablo te reconocería, ¡¡vieja niñata!!

Tenía previsto contar algo del concierto al
que fui este martes, pero no se le puede pedir objetividad
a alguien que de niño tuvo su habitación
literalmente empapelada con esta tía. Vale, vale, soy un poco friki con estas cosas. He tenido incluso la desvergüenza de plagiar de un blog la foto y el título, que a su vez es el de una canción de su injustamente menospreciado último disco, (ya veis hasta qué punto llega mi objetividad...)
y es que creo que con esta frase se describe
perfectamente a la vieja. Empiezo a pensar que
estos americanos nos la están dando con queso y que la que vimos ahí subida era un clon de ella. ¡¡¡No es posible hacer esto y estar así con cincuenta points!!! .¡¡¡Si parece una niñata!!!



martes, 16 de septiembre de 2008

martes, 9 de septiembre de 2008

Una felicidad libre de euforia

"Existe
una felicidad libre de euforia,
una felicidad
sostenida de días que suceden
sin sucederse, libres
de vértigo también.
Una felicidad que no atrae
la atención de los dioses porque apenas
es. Los que la transitan,
paso a paso, no notan el camino.
Una felicidad sin entusiasmo,
sin acontecimientos. El amor,
como el Sol en la fronda, se difunde
humildemente. Esos días los sueños significa
dormir más que soñar. En sus dominios
nunca hay que levantarse a medianoche
para limpiar las sábanas de arena,
porque no ha habido playa,
ni combate. Mas sí serenidad,
de otra manera,
como lo que perdura. Y no es inercia
ni llama, no hay herida,
y no ciega la espada al mensajero.
Últimamente pienso mucho en esto.
No sé si la he tenido, no recuerdo.
He encontrado dos líneas en que pido
una felicidad libre de euforia,
y si no la he tenido, me pregunto
por qué sé describir tan justamente
ese país en el que nunca he estado."

Juan Antonio González-Iglesias

domingo, 7 de septiembre de 2008

Fuego

-¿Qué tal estás hoy?

-Mal, bastante mal. Esta tarde he repasado los mensajes del móvil. Nada que ver con los del principio. Ya no me dices eso de "prepárate que cuando llegues este finde te voy a espachurrar a abrazos". Ya rechazas los míos. Y mis besos. Me acuerdo de aquel día que nos conocimos. Me saliste con eso de que te encantaba besar; que tuviste un estupendo "training" besando a cientos de tías y que con los hombres no se te daba nada mal. Sabes, aún no tengo la certeza de que quieras seguir conmigo, porque a ver, ¿tú quieres seguir conmigo?

-Espera un momento, no me cuelgues.

Oigo a un niño gritar desde el patio interior, desde donde se acceden a los apartamentos. Una mujer pidiendo socorro. Una explosión de cristales. Abro la puerta y veo a todos los vecinos asomados. De la puerta del 423 sale una espesa humareda negra. El patio interior se ha convertido en una gran chimenea en la que el humo sube a sus anchas.

-No me cuelgues tío, ¡hay un incendio!.

Cojo las llaves y salgo pitado del apartamento. Cierro la puerta con llave. Me acuerdo de los saqueos esos que veo por la tele. Me pilla en calzonas de chiripa ya que acababa de tirar la basura. Normalmente a esas horas de la noche vagueo por casa en gayumbos, ya casi iba a acostarme. Bajo corriendo las escaleras. Sigo hablando con él.

-¿Por dónde vas?

-¡¡Voy por el quinto, ya me queda poco!!

Mantengo el móvil pegado a mi oreja. Le voy retransmitiendo la escena. Me imagino cómo debe sentir el caos traducido en sonidos de chancletazos, llantos de niños pequeños y gritos de mujeres marroquíes al otro lado de la onda telefónica, a más de ciento treinta y seis kilómetros. Los vecinos de la Colmena de Babel están exaltados. La colmena se ha convertido en un avispero que huye del fuego. "Fire, Fire!!", le chillo a un viejo inglés que aturdido no entiende qué pasa. En la cuarta planta se unen a la escapada dos niños gordonchos de corta edad. Van descalzos y bajan a más velocidad que yo. Los pierdo de vista en varios segundos.

-Ya, ya estoy en la calle.

Llegan los camiones de bomberos. Se eleva la escalera hasta la terraza de la cuarta planta dónde se ha desatado el incendio. Parece ser que no hay heridos. Al menos eso escucho de los vecinos. Vecinos que apenas se saludaban cuando se cruzaban en los ascensores ahora se sienten comunidad. Una comunidad igual de descamisada que yo.
-Oye nene, que sí, que sí quiero seguir contigo,-le digo mientras veo cómo se extingue la llama.

jueves, 28 de agosto de 2008

Ficha de Pluto

NOMBRE:

A.J.E.M.M. Uso la tercera letra. Leí una vez que era importante llamarse así. A efectos legales no puedo usar este nombre. Sólo a efectos parroquiales. Pensé en legalizarme un día pero qué queréis que os diga... es un puto coñazo.

EDAD:

32. Cumplidos ayer. Fue un cumpleaños medio feliz. No hice nada especial. Ni siquiera recibí dos besos de nadie, eso sí muchos mensajes, bueno no demasiados: los suficientes. Media mañana felicitada sorprendentemente desde Granada a modo de gimkana y toda la tarde currando. No me quedaron horas para más. (A., gracias por la mañana, nunca lo olvidaré, fue "muncho divertida").

PROFESIÓN:

Operador de C.R.A. Nadie sabe en qué consiste. Harto de explicarlo, opté en las presentaciones, cuando me preguntaban que a qué me dedicaba, por decirles que era frutero. Se entiende a la primera y es curiosa la reacción que provoca en la gente esta profesión. La cara de asombro del que tienes enfrente está asegurada. Además, si eres frutero, aunque seas más sieso que la mar, resulta simpático el hecho sólo de serlo y con eso ya tienes casi todo ganado.

IDIOMAS:

El castellano cada vez lo hablo peor. A mis coletillas "noveajave" y "ta to shulo", además del abuso de la "sh", se acopló de forma alarmante a mi vocabulario un "toavía" y un "po" ("po" esto, "po" lo otro) que lo flipas. Olvidé casi todo el inglés que aprendí en un conato de carrera y tengo una enorme facilidad para apropiarme de tics, expresiones y acentos del personal. No soy yo mismo. Puede que me mimetice contigo.

ASPECTO:

Alto, canoso, barbudo, delgado, algo fofo, paticorto o tronquilargo, según la perspectiva. El lado izquierdo de mi cara está manchado por una cicatriz desde hace 8 años, y es que, el mundo árabe, también se portó mal conmigo. Sin embargo, a pesar de esto, los 30 me sentaron bien. Dejé en el camino 16 kilos de grasa ( ¡¡que no aceite eh!!). Soy muy lento en reflejos y en el habla y muy rápido en el andar. Si fuese un animal, probablemente sería Pluto.

HABILIDADES:

Mi sonrisa, abundante en carcajadas, es usada a la vez como arma y escudo. Guerreo con ella pues dispongo de unos piños bastante blancos y perfectamente alineados usados con frecuencia como defensa a modo de escudo para esconder una timidez obsesiva y a veces enfermiza cuando no sé qué decir.

REFERENCIAS:

No soy muy buen amigo de mis amigos. Dejé a muchos por el camino. Alguno de ellos muy buenos. Alguno que otro de esos de "mi mejor amigo". Pues de esos... los he tenido yo a puñaos. Soy un descastao. Siempre fui sumando y restando a la vez. Paso de la falta de manos a la sobra de dedos con mucha facilidad. No me preocupa. Aún no soy amigo de un muñón. Todavía.

lunes, 4 de agosto de 2008

Orden


Hoy ordeno que me ordenen:

-Ordena mi pequeño cerebro atrapado en esta gran mirla.

-Ordena la partida de mi ausencia.

-Ordena esta ausencia de ausencia.

sábado, 5 de julio de 2008

Piso diez

Se abre la puerta de un taxi y desciende de él una chica despampanante de unos veinticinco años. "No, no soy rumana", le dice por la ventanilla del copiloto al conductor. La ropa no hace al hombre pero en este caso crees acertar de lleno. Pantalón vaquero ajustadísimo con costuras a punto de estallar, corpiño negro con escotazo mostrando las tetas hasta casi llegar al pezón y tacones plateados de aguja de altura considerable. Jueves por la noche. Dos y media de la mañana. El taxista terminaba su carrera. Ella también.

"¡Que no, que no soy rumana!", le repite a gritos con acento portugués mientras saca sus cosas del maletero: una mesita de noche sin cajones y un bolso de Gucci que coloca encima de esta. Cierra de un golpetazo y acelera su paso para llegar a tiempo al portal antes de que se cierre la puerta. Observáis la escena y te da tiempo de sujetarla. Ni se percata del gesto y devuelves un de nada a unas gracias inexistentes. Justo castigo quizá para tu curiosidad descarada. Pulsas el siete. Ella pulsa el diez.

A. fuma el último en la terraza. Le acompañas y comentáis el concierto que acabáis de ver. Miras hacia abajo y ves el taxi aún esperando en doble fila. El taxista espera apoyado en la puerta del coche mientras da caladas compulsivas a un cigarro. "Seguro que no le ha pagado", sentencias.

Seis de la mañana. Suena el despertador. A. se levanta contigo a pesar de que puede apurar un par de horas más. Mientras te das la ducha fría de cada mañana, te cuenta una historia extraña acerca de unas voces y tacones que escuchó en la noche: Una mujer gritando, una mujer bajando unas escaleras, un eco de taconazos que sube por el hueco de la escalera, unos taconazos que se convierten en uno, un taconazo cada dos escalones... Sales de la ducha y le miras con cara de incrédulo mientras te secas. "Lo habrás soñado", aseguras mientras das el último sorbo al café. "La llave la tienes en la cajita verde, te veo luego".

Llamas al ascensor pero decides bajar por las escaleras a pesar de ir ya con la hora pegada al culo. Te mata la curiosidad. Ni rastro del tacón. Cuando llegas a recepción esperas encontrar alguna señal en la cara del conserje. "Buenos días","buenos días". Nada. Pulsa el interruptor de debajo del mostrador para abrirte la puerta. Ya casi ha amanecido del todo. Te giras y miras hacia arriba. No buscas el Sol. Buscas el piso diez.

sábado, 28 de junio de 2008

Políptico de Melissa Hindell.

Tal como lo estás oyendo.




Melissa Hindell ataca de nuevo.



Al habla, Robert Hindell.



Melissa Hindell insiste.



El cuadro lo tiene ella.



Viento en popa por Levante.



Vete, vete a Nueva York.

sábado, 14 de junio de 2008

Negativo.

Cuelgo el teléfono y empiezo a alterarme. Ansiedad. Puta ansiedad. Vuelve a aparecer. Busco síntomas y me pregunto por qué a mi. Tecleo atropelladamente palabras en Google. Palabras que prometí no volver a buscar. "Sudoración", "lengua blanca", "pérdida de peso", "pérdida de masa muscular"...No sé aún lo que tengo pero me ataca la cibercondia. Dejé de fumar hace nueve meses y apenas he engordado un kilo. Podría ser un aviso. Cada vez que mis amigos me ven siempre me dicen lo mismo: Estás más canío,¿no?- Lo que debería ser un halago pasa a convertirse en un insulto hacia mi aspecto. Miro fotos actuales y antiguas de hace más de tres años. Antes y después de empezar a "ejercer" regularmente, este último año con más asiduidad que nunca. Noto claramente la diferencia. Dejé de ser un loco, casi la tengo plastificada pero empiezo a acordarme de los que jodí y de los que me jodieron. El sexo ya ha pasado a ser una cuestión de jodienda y no placer.

Pudo ser él, o el otro, o aquél...Seguro que fue con el de este fin de año, sí sí, seguro que fue con el brasileño ese. Con tanto cava y whisky se me fue un poco la polla, pero sólo un poco... en un momento de lucidez a duras penas alcancé el condón. Me levanto, me miro en el espejo. Es cierto. Ya no tengo los mofletes que tenía hace tres años en Ibiza.

Pido cita y solicito que me hagan la prueba. La enfermera, en un tono entre teatral y didáctico me hace un cuestionario personal. Miento un poco en las respuestas. Tiro por lo bajo en cuanto a cantidad de parejas sexuales, sin embargo, aparecen todos en mi cabeza alineados, como si estuvieran en una rueda de reconocimiento con un rótulo debajo preguntando: ¿Quién de estos hijos de puta habrá sido? Me pinchan y veo cómo se rellena la jeringuilla de una sangre roja oscurísima, casi negra. No me parece normal ese color, seguro que es sangre infectada. En quince días te damos el resultado. ¡¡Joder macho!! ¡¡Quince días!! ¿A dónde van los análisis? ¿A la NASA?. Mi actual pareja, aún no sé si sólo sexual o sentimental, no sabe nada de esto. Cada noche, en estos días, es abrazado de modo indulgente, como si cada apretón significara un "perdóname".

Catorce, trece, doce, once....siete, seis, cinco, cuatro...Abandono Granada para reunirme en Madrid con C., amiga confidente pero no me atrevo a contarle nada por teléfono. Justo cuando bajo del autobús, en el andén de la estación Sur recibo una llamada inesperada de P., mi última pareja sí sentimental, tenemos una charla amistosa y confusa, acabo de llegar y no sé por dónde salir. A la pregunta final de si estoy bien le respondo con voz temblorosa de que bien, muy bien.-durante el viaje había estado tramando dos o tres formas de quitarme del medio para cuando me diesen el resultado el viernes a mi regreso- Recuerdo entonces el lunes negro del año pasado. Pasé por este trance pero a la inversa pues esta vez el analizado era él. Incluso me hice pasar por éste sin que lo supiese para recoger el resultado y evitarle esa desesperante espera de apertura del sobre.

Dos...uno...Tengo cita para el viernes pero llamo el jueves desde la estación, ya de vuelta:
-Hola, buenos días. Mi expediente es el número tal, ¿Podría decirme si han llegado los resultados de un análisis que me hice?.
-Un momento.- Mantengo la respiración y mi corazón empieza a bombear.
-Sí aquí están- asiente la señorita que me atiende.
-Bien, verá, estoy en Madrid y bajo ahora para Granada, me gustaría recogerlos cuando llegue. Verá... estoy un poco nervioso. Podría decirme si todo está bien.
-Tranquilo, puede venir con tranquilidad.- Esa tranquilidad que me piden desde el otro lado me irrita aún más.
-Pero ¿está todo bien?, necesito que me diga esas palabras. "Está todo bien",.- ya le subo un poco el tono.
-No podemos decirle nada por teléfono. Venga con toda la tranquilidad del mundo. Buenos días.- Me cuelga.

Tranquilo, tranquilo... Ahora me martillea esa palabra durante cinco horas de viaje en autobús hasta Granada. Tranquilo, por qué me dice "tranquilo" si me dice que me tranquilice es que tengo que preocuparme por algo... seguro que es por eso. Nunca he odiado ese parsimonioso acento granadino tanto como ahora. Joder, en Málaga me habrían dicho un no te preocupes, todo está bien. La situación consigue sacar lo peor de mí. Llego al destino y cojo otro autobús que me lleva hasta el centro. La ciudad ahora me parece fea, vieja, calurosa y apestada de hippies y pintadas. No le encuentro el encanto que tenía hace unos días. Ultima parada. Arrastro la maleta por una pedregosa acera hasta llegar al monumental edificio, sigo las indicaciones que hay en este: Centro de E.T.S., Sida.---> Sigo la puta flecha. Entro en la sala de espera, respiro hondo y pido de nuevo el resultado. La administrativa que hay allí se niega a dármelo. Me habla de una jodida ley de protección de datos y me comenta que es el médico el único autorizado para hacerlo. Se había retrasado. Debía empezar la consulta a las cuatro. Quince minutos pasaban ya de esa hora.

Llega el médico y recoge el maldito sobre con mi número de expediente. Su aspecto es decrépito, desalentador. Bajito, delgaducho y rondando los setenta casi, al menos en apariencia. Vaya esperanza de vida que me das con ese aspecto, pienso mientras le sigo por el corredor hasta llegar a la consulta de gas. Nos sentamos, abre el sobre y dicta sentencia:

-Negativo, eres negativo.