sábado, 15 de noviembre de 2014

MADRID



"Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla,nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos"
Fernando Pessoa




martes, 26 de agosto de 2014

LA ÚLTIMA

   Aceptó la propuesta reticente. Apagó la luz, se tumbó y buscándole a tientas hizo la cucharita apretándolo contra sí. Un suspiro amargo se le escapó al besar su nuca. Sabía perfectamente que aquella sería su última noche juntos.


martes, 19 de agosto de 2014

DISCLOSURE



Have you gone off for love?
Have you gone off for love?
Have you gone off for love?
Have you gone off for love?
Have you gone off for love?



domingo, 15 de junio de 2014

EN PIE


Sigo en pie
por latido
por costumbre
por no abrir la ventana decisiva
y mirar de una vez a la insolente
muerte,
esa mansa
dueña de la espera.

Sigo en pie
por pereza en los adioses
cierre y demolición
de la memoria,
no es un mérito
otros desafían
la claridad
el caos
o la tortura.

Seguir en pie
quiere decir coraje
o no tener
donde caerse
muerto.

'En pie', de Mario Benedetti.



domingo, 6 de abril de 2014

LA PRUEBA DEL PAÑUELO

   
   Veinticinco años juntos más cuatro de casados, así hacían ellos sus cuentas de pareja. No soy yo muy de aniversarios pero sólo por el tiempo que llevaban aguantándose queriéndose los tenía muy idealizados. Con un piso hipotecado en Vallecas y Lola, una peluda  y porculera perrita, vivían en definitiva un proyecto en común, un modelo de lo que yo quería ser, de lo que quería alcanzar a corto plazo. Digo corto porque mis canas no engañan y tengo el contador vital revolucionado con los casi cuarenta tacos que cargan mi osamenta, por eso, dudo que pueda superar alguna vez los casi treinta años de relación con alguien. En aquel hogar, domingo sí domingo no, el cocinero hacía de cocinado y el frutero nos agasajaba a é, a su sobrino y a mí con exóticos almuerzos desconocidos antes por mi vulgar paladar. No fallaba, siempre que daba el primer bocado me miraba de reojo para corroborar así el éxito de su alta cuisine vallecana. Ese día de postre había gachas y entre una cucharada y otra mi novio cuestionó a su tío político:

 — A ver tito, dime la verdad, porque yo esa historia que le habéis contado a la familia  de que tito Antonio y tú os conocisteis en el Teatro de la Zarzuela cuando a ti se te cayó un pañuelo desde el palco al patio de butacas y que él subió para dártelo no me la creo.

   Jose espurreó las gachas, miró a su marido y le respondió:

 —¡Ay niño! ¡Maricón tenías que ser! Pues mira, paqué te voy a mentir. Tu tío y yo nos conocimos en una sauna.




jueves, 27 de marzo de 2014

BONITAS PIERNAS



¿De quién es esta polla?
Tuya.

Anónimo.




   Con el móvil en la mano aguanté sin responder a la llamada. No quería estar tan solícito. Quería saber cuánto tiempo era capaz sin saber de él. Nunca tanta dependencia fue tan dañina a pesar de la costumbre. Siempre con el líder desde que era pequeño, como Sancho Panza con Don Quijote, como Watson con Holmes, como BuBu con Yogui. Mi presunta debilidad y enfermiza timidez pasaría así más desapercibida. Un polo opuesto que hizo que atrajera a los aspirantes a gurús con sorprendente facilidad. El oxímoron perfecto, el cazador cazado...

   Hace años que apareció en mi vida uno de esos gurús pateando con unas bonitas piernas. Una parte de su anatomía que no me había llamado especialmente la atención hasta que un día de agosto,  a la salida de una discoteca de Sitges donde se había celebrado una fiesta de la espuma, o lo que es lo mismo, una orgía, un francés chapurreando español le dijo a mi por entonces novio que tenía unas bonitas piernas. Él le contestó comiéndole la boca. El muy maricón mutó de repente en romántico con la cantidad de rabos que se había comido minutos antes en la pista de baile...

   Por avatares de los dioses, y por qué no decirlo, Grindr mediante,  hace casi un año se reinstalaron en Plutón otras bonitas piernas. Cuando las vi por primera vez me asusté: eran calcadas a las que el francés de Sitges piropeó. Nunca una belleza me dio tanto pavor. Los fantasmas del pasado se instalaron con él y mis intentos por exorcizarlos fueron en vano. Establecí unilateralmente una absurda ley de dependencia que desembocó hace dos días en una histeria de paredes desconchadas y nudillos sangrantes. Quizá sea el sentido de pertenencia, la distancia y no poder controlar, el creer que querer es lo mismo que apropiarse o simplemente el exceso de oxitocina que  el puto amor provoca fue lo que desde un principio me hizo sentir un irrefrenable miedo a la pérdida. Infundado o no, pues vomitarlo aquí no significa otra cosa que catarsis y no conclusión, he decidido ponerme a prueba una vez  más y demostrarme que puedo aguantar un tiempo sin saber nada de él. Podría dejarlo y muerto el perro se acabó la rabia pero no quiero, no puedo. He encontrado una solución más práctica y factible para tratarme de esta locura que son los celos. Me marcho a un lugar frío, individualista, cuadriculado y robótico. Me piro a Berlín. 




viernes, 7 de marzo de 2014

7(UP) SECONDS

"Brevedad es el alma de la agudeza", William Shakespeare.

   La última carcajada de la noche la solté encerrado en un baño con seis drags. Disfruté como un enano con ese mariconeo elevado a la infinita potencia. Contemplarlas mear de pie era ya de por sí un espectáculo. Me morreé con todas para despedirme y salí del local tuneando una foto que hice para subirla a Instagram. Doblé la esquina tambaleándome y alejado del ruido quise llamar por teléfono a mi novio. De sopetón, sin comerlo aunque sí beberlo pues llevaba yo encima una tajada importante, se acercó un chico bien parecido de tez morena en un Terrormolinos decrépito y más trashy que nunca a esas horas. Agarró mi cintura y tocándome la entrepierna  me desplazó contra la pared diciéndome con acento árabe:

   —Eh tú, vente conmigo a follar ahí atrás...

  Así, directamente, sin previos ni ostias, a saco. Hice un amago de apartarlo pero por culpa de mi estado y  lo insólito de la propuesta me quedé bloqueado. Diez segundos, sólo diez, duró mi catatonia. Los suficientes para que aquella noche de pelucas, plataformas y whiskies con Seven Up me dejaran literalmente en pelotas en aquel callejón. El tiempo justo que el moro necesitó para robarme el móvil y la cartera.





viernes, 28 de febrero de 2014

UN BUEN FIN DE SEMANA

"A veces siento que ya he sentido todo lo que voy a sentir jamás. Y de aquí en adelante nunca voy a sentir algo nuevo. Sólo versiones más pequeñas de lo que ya he sentido." 

Her, de Spike Jonze


   Picó el timbre pero se dio cuenta de que la puerta estaba entreabierta.  Le esperaba en la cocina preparando la cena aunque más bien sacaba comida para que el recién llegado la hiciera por los dos. Así se había establecido en la pareja de forma natural. Soltó la maleta, le abrazó, agarró sus ya peludas mandíbulas para atraerlo hacia él y tras plantarle un suave beso en los morros le soltó de una tacada  lo que minutos antes había estado murmurando en el tren:

—Es la quinta vez que vengo en dos meses y posiblemente sea con la que menos ilusión. Más te vale que hagas de este un buen fin de semana.







domingo, 9 de febrero de 2014

SUITE 703


We go on
Heart beats strong
Still whole
Unbroken
As we divide
Our love goodbye
Thanks for the time,
the time of my life

Happy without you, oh!

   Plutón no es un planeta, Plutón es la reivindicación de él. Hace mas de siete años que me instalé aquí, en la habitación 703 de un antiguo aparthotel de la Costa del Sol. Denominé así a mi sitio por lo enano que era, por lo alejado que estaba de los míos y porque coincidió en el tiempo con la decisión que tomó un grupo de estúpidos astrónomos de eliminar con una rúbrica su importancia dentro del Sistema Solar. Plutón, Sol, planeta enano, apartamentucho, Costa del Sol... me lo pusieron en bandeja para darle nombre a este cada vez más absurdo aunque terapéutico blog. Digo terapéutico pues todo empezó por una necesidad imperiosa de vomitarlo todo tras una ruptura fatal. Mis amigos, los de verdad, descansaron para siempre cuando creé este engendro de vaivenes emocionales con algunos picos nivel montaña rusa. El número de habitación coincide con la de una conocida página porno gay, suite703.com, y  aunque sexo y lujuria no ha faltado nunca en esta cama sobre la que poso, me temo que no me queda otra que salvar las distancias. De acuerdo, reconozcámoslo, no voy a ir de santo ahora, por ella han desfilado decenas de cuerpos, quizá más de cien,  no tantos si consideramos que más de dos mil quinientos días han pasado desde que planté aquí mis cojones. Millones de sus espermas mezclados con los míos permanecen aún fosilizados en estas paredes. Dejé de fumar en aquel tiempo y aún no he pintado esta choza de estilo bukowskiano... Bukowski, autor maldito y maldito sea el día que lo conocí. Tuve un amante, uno de estos con los que rara vez he repetido, erudito y traductor, que tras un polvo me descubrió al escritor: «No sé por qué pero me recuerda mucho esta habitación a Bukowski, claro que tú no sabrás quién es...», me dijo con un lefazo reseco en su cara. Razón no le faltaba. Me hizo sentir tan imbécil que estuve semanas  obsesionado con  meterme en vena a  Chinaski, su alter ego. Otros amantes no me dieron tantos quebraderos de cabeza: policías casados, compañeros de trabajo, vecinos, negros, brasileños, venezolanos, cubanos (¡que viva América Latina y su generosa raza coño!), han plutonizado en este humilde y  placentero catre que hoy os presento. En esta caverna de sexo, mentiras y espermatozoides en la pared también hicieron escala cinco novios. Lo sé, quizá cinco sean demasiados. Mi credibilidad para el amor está por los suelos. Si hubiera que clasificarme pudiera decirse que soy un novio maldito: obsesivo, autodestructivo, raro, bebedor y con fecha de caducidad. Este planeta les pertenece a ellos tanto como a mí pues además de follar amar, les abracé, les respiré y les quise más que nunca cuando se ausentaron para siempre de él. Pobres... Felices y  descansando se quedaron cuando huyeron de aquí. Felices sin mí.



viernes, 31 de enero de 2014

DESMONTANDO A WOODY



Dime Woody, ¿qué piensas de los hombres? ¿Y el sexo? Y el amor, ¿qué opinas del amor?


"El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores."

El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír.

"El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro."

"La única manera de ser feliz es que te guste sufrir."

"No sólo de pan vive el hombre. De vez en cuando, también necesita un trago."

"El cerebro es mi segundo órgano en importancia."

"Eres un pesimista, ves siempre el vaso medio vacio! -No, lo veo medio lleno pero de veneno."

"Amaos los unos sobre los otros."

"El matrimonio es el fin de la esperanza."

"Creo que mi amante me es infiel."

"El sexo alivia la tensión. El amor la aumenta."

"Es curioso que se le denomine sexo oral a la práctica sexual en la que menos se puede hablar."


"El sexo es como jugar al bridge. Si no tienes un buen compañero, más vale que tengas una buena mano."

"El sexo sin culpabilidad es malo porque casi se convierte en placer."

"El sexo sólo es sucio si se hace bien."

"Existen dos cosas muy importantes en el mundo: una es el sexo, de la otra no me acuerdo."

"Yo estoy chapado a la antigua, no creo en las relaciones extramatrimoniales. La gente debería aparearse para siempre como las palomas... o como los católicos." 

"El amor es la emoción mas compleja. Los seres humanos son imprevisibles. No hay lógica en sus emociones. Donde no hay lógica no hay pensamiento racional. Y donde no hay pensamiento racional puede haber mucho romance, pero mucho sufrimiento."

"El amor es la respuesta, pero mientras esperas la respuesta, el sexo plantea algunas preguntas bastante interesantes."


martes, 21 de enero de 2014

PIENSO EN (POR) TI


  «Esperando un futuro incierto, una oportunidad de anclarme o pirarme de aquí, un poder llegar a fin de mes, un viaje de ida sin vuelta, a un amor que no siempre llega,  a que me llamen adulto, al mercado, a la competitividad, a la productividad,  a los cambios de ánimo, a dejar la carrera, a la frustración del fracaso, a que me amen, a que mi mamá me mime, a que alguien perpetre el enésimo postureo, el momento de decirle que lo dejo, a que se ponga en rojo para que me den el pistoletazo de salida, salir corriendo y llegar el primero sin saber muy bien a donde.»


(Intentos de disección del pensamiento de mi chico mientras espera un semáforo.)



viernes, 3 de enero de 2014

AÑO NUEVO

   Lilith llegó a eso de las cuatro. Lilith, de nombre real Dolores, se comprometió el día anterior con nosotros a recoger la casa. La nochevieja, además de risas, alcohol, drogas, besos  y sexo, mucho sexo, había dejado un reguero de mierda por todo el piso. Andar por el suelo era tarea difícil y se quedaba pegada la suela en el parqué, reconvertido ahora en un extraño collage de colores a causa del confeti. Reventados para hacer faenas dejamos la limpieza para después y nos pusimos a comer. Dos y dos, así era la composición de la mesa. Me senté al lado de Lilith, enfrente tenía a Castro, el anfitrión y dueño de la casa, y junto a él estaba Joac, mi novio. Ensaladilla rusa de primero, solomillo de cerdo de segundo y cerveza: el menú sobrante de la noche anterior, rememorada durante el almuerzo. Pregunté por su marca del cuello a Lilith y nos confesó que tuvo un calentón antes de irse de la fiesta, a eso de las cinco, y tiró de agenda para acabar follándose en su piso a su director de escuela. Ciega perdida le dio por poner velas desde el pasillo hasta el salón aunque de poco le sirvió pues nada más llegar su jefe la subió en la mesa de la cocina y allí la empotró. De lo mío con mi chico no hizo falta dar muchos detalles. Llevábamos un mes sin vernos y cada dos por tres nos metíamos en el baño o en las habitaciones para meternos mano.  David, el novio de Castro, nos pilló una vez in fraganti usando su cama.  La excitación pudo más que la vergüenza y a pesar de la sorpresa no dudé en continuar rompiéndole el culo a mi churra. El hecho de que nos hubiera cazado me puso más cachondo si cabe. Vernos de higos a brevas es lo que tiene, que uno lo quiere dar todo, pase lo que pase, pase quien pase... 

   Castro nos sirvió los últimos trozos de solomillo y nos rellenó los vasos. Íbamos a brindar por enésima vez por el nuevo año pero acabó sentenciándolo:

— Pues yo os tengo que confesar una cosa. Anoche David y yo hicimos un trío.

— ¿¿CON QUIÉN??—  chillamos los tres a la vez.

— Con Toni, el amigo que trajo Raúl. Menudo pollardo que gasta. ¿Veis este vaso de tubo? Pues más grande. Ninguno de los dos podíamos cerrar la mano. Yo no tuve problemas pero a David sólo le entró la puntita...

— ¡Qué fuerte!...—  exclamamos los tres partiendo la frase bruscamente en dos y exagerando ese "qué"...

   Toni, desde el momento en el que irrumpió en la fiesta, -porque Toni no llegó, Toni irrumpió-, fue el centro de atención eclipsando al resto. Apareció pasadas las uvas y nada más verlo David sufrió un ataque de celos que lo llevó incluso a abandonar el salón momentáneamente pues sabía que se había beneficiado a Castro la nochevieja anterior. Este era el motivo por el que nos extrañó a todos lo del trío, no por Castro, sino por él. Castro era un picha brava o culo loco, según se mire, pero David era en apariencia un tío muy formalete, serio y enamoradísimo hasta las trancas de él. No fue el único ataque de celos que hubo esa noche. Yo tuve otro cuando me fijé en  cómo mi chico miraba los brazos de la aparición estelar, algo que normalicé al poco rato pues Toni era alto, musculoso, una suerte de  guapo-feo, quizá demasiado amariconado para mi gusto, con una horterísima riñorera dorada repleta de condones y popper, según nos contó Castro, que tapaba su poderoso paquete circuncidado. Lo de su circuncisión fue el único detalle que el anfitrión obvió en la entusiasta descripción que hizo de su miembro.  Aquella última noche del año mi novio se quedó frito tras dos  polvos seguidos y cuando fui al baño a mear  me encontré a la estrella del momento  escurriéndosela.   A los cinco minutos ya se había corrido en mi cara.