martes, 16 de junio de 2015

EL ÚLTIMO METRO


   Aquel sábado por la noche Julia acabó su turno antes de lo previsto. No era todavía la una y le daba tiempo a coger el metro. Estaba ida, como levitando, y al subirse en las escaleras mecánicas obtuvo una paz gloriosa que no había conocido en toda su vida. “El cielo debe ser lo más parecido a esto”, pensó. Ni una caja de los lexatines que tomaba con asiduidad le habría proporcionado tanto sosiego. Bajó una primera planta y cruzó un infinito túnel en otra pasarela mecánica camino de la línea verde. Dobló la esquina y se subió en una segunda escalera. Un pequeño traspiés la hizo volver en sí y provocó que su mente albergara un flashback de hacía quince minutos. En sus ojos se incrustó el horror. Sus retinas emitían pequeños fragmentos solapados de cuando acuchillaba a su señora...

   Julia esa noche no durmió en casa. Al quebrarse su glorioso levitar, corrió hacia el andén y se tiró a las vías del último metro.




viernes, 12 de junio de 2015

PRIMERA FILA


   Por su cumpleaños no recibió felicitación alguna. Mocito viejo con noventa y cuatro años acoplados en su osamenta, no tenía cuenta en un Facebook chivato que le diese la posibilidad de ser felicitado por algun camarada del bando azul donde le tocó luchar; o algun compañero del cine donde curró de acomodador; o por Luis, un amante furtivo que tuvo allá en los años cincuenta y que él mismo catalogaba de "asqueroso vicio". No hubo nada de eso, aunque para el caso daba igual: todos estaban muertos.

   Ramón seguía con la misma ilusión que de pequeño y esa misma mañana se compró una tarta en 'La Mallorquina". Al anochecer se maqueó un poco, se plantó la boina, bajó a la plaza y frente al cine Callao se hizo el loco soplando unas velas para celebrarlo en primera fila.