«Esperando un futuro incierto, una oportunidad de anclarme o pirarme de aquí, un poder llegar a fin de mes, un viaje de ida sin vuelta, a un amor que no siempre llega, a que me llamen adulto, al mercado, a la competitividad, a la productividad, a los cambios de ánimo, a dejar la carrera, a la frustración del fracaso, a que me amen, a que mi mamá me mime, a que alguien perpetre el enésimo postureo, el momento de decirle que lo dejo, a que se ponga en rojo para que me den el pistoletazo de salida, salir corriendo y llegar el primero sin saber muy bien a donde.»
(Intentos de disección del pensamiento de mi chico mientras espera un semáforo.)
Es que nos complicamos la vida... estamos tan sobreestimulado que no sabemos ni qué queremos ni a dónde vamos. Salir corriendo sin rumbo cuando se pone el semáforo es lo menos grave que podemos hacer... al menos estamos en movimiento. Cuidado con los coches.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí, a veces dan ganas de largarse a la selva para volver a cazar y recolectar. Un abrazo enorme amigo.
EliminarEl viaje, el único viaje... siempre es sin vuelta... todo lo demás es camino. Por eso, trazar itinerarios a nuestra conveniencia, aunque luego no se sigan... es quizás lo único que nos está permitido. Y todo lo demás, fuego de artificio, mi niño! Preciosos... pero efímeros... como todo, en este universo.
ResponderEliminarTe veo, 'a profundis' mi Argui. Abrazotes!!
Será la falta de Sol que me nubla lo que escribo. Un abrazo querida, gracias, gracias, por tus palabras.
EliminarAhora sí que sí. Gracias. Te espero entre mis sábanas.
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