martes, 11 de agosto de 2015

EL CREADOR DE SONRISAS


   Saúl tramaba y planeaba a principios de junio. A esos menesteres se había dedicado toda la mañana. Estudiante de Diseño, decidió no ir a clases ese día. Salió de casa a las nueve, cogió una bicicleta y tomó rumbo a la Barceloneta. Cuando llegó se encaramó en una papelera e imbuido en una vorágine de desazón recreó durante horas un presente y futuro infructuoso mirando al mar. Sabía que no tenía el suficiente talento como para terminar la carrera y que posiblemente acabaría regentando el resto de su vida la tiendecita de ultramarinos de su padre, ahora amenazada por una invasión de chinos y moros en la misma acera. Gordo, calvo y sudoroso, así se veía levantando la persiana de su mísero negocio en unos años. Cavilando y vaticinando se le pasó la mañana. Cuando miró su móvil eran ya las dos de la tarde. Tenía que marcharse y relevar a su padre. Decidió no regresar en bici para hacer lo que sería su última creación. Esperando el semáforo eligió a dos amigas como objetivo. Heterófobo y misógino confeso, no soportaba la imagen de MHYV que entre las chicas se había expandido por la ciudad. Poco antes de que el muñequito se pusiera en verde cogió de su mochila unas tijeras de patronaje. El muñequito comenzó a andar a la par que él y en medio del paso de cebra bloqueó el camino a la rubia "diseñando" sobre su rostro una perfecta sonrisa de Joker.

2 comentarios:

  1. Bueno, aunque hay formas mejores de hacer las cosas al menos es un modo efectivo de romper con el futuro que le esperaba y con todo.

    ResponderEliminar