lunes, 11 de abril de 2011

EL CATÁLOGO HIPERTRÓFICO


Buceé unos diez metros y al sacar la cabeza tenía en frente, pegados a la orilla, a la pareja de canis. Los dos apenas rozaban la mayoría de edad. Ella, quemada por el Sol, desafiaba a la gravedad achicharrando sus tetas siliconadas tendida boca arriba. Él, recién levantado de una vespertina siesta, se puso de pie y empezó a sacudir la toalla. Con cada movimiento aparecían nuevos músculos de una perfección desconocida antes por mí: oblícuos hendidísimos, biceps a punto de estallar, pectorales duros como el hormigón que enmarcaban unos erectos pezones oscuros; hombros, dorsales, glúteos, piernas… El despliegue del catálogo hipertrófico era infinito. Acabó las sacudidas y extendió la toalla junto a la de su novia pero, consciente de la expectación que había creado, retardó el momento de tumbarse de nuevo y el efebo griego comenzó a contonearse, lentamente, simulando unos estiramientos que lograron bloquear la respiración de toda la cala. El cuerpo del chavea, nuevo e incorrupto, provocó en mí una curiosidad electrizante que paralizaron mis pestañas a la altura del nivel del mar. Sin embargo, esconder media cabeza no fue suficiente y mi descaro mató a la discrección. En el descuido de una ola me di cuenta de que su oxigenada parienta ya estaba reincorporada y percatada de mi voyerismo. Sentada y retándome el trofeo, marcó sutilmente el territorio al desplazar un poco su braguita para mostrarme su poder. Un arma con la que me era imposible competir: su coño.



Smoke City - Underwater Love


8 comentarios:

  1. Vivir para siliconarse y acudir a un gimnasio...

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  2. Tetas siliconadas contra pectorales duros; entre la espada y la pared.

    En cualquier caso se merecen uno al otro, dos "doctores" en sapiencia y buen gusto. Tendrías que haber escuchado su conversación para que se te hubiera pasado el morbo...

    Conversation Kisses

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  3. Pues que no se sienta tan segura la 'perniles', que nunca se sabe, que en muchos casos entre tanto músculo se esconde de vez en cuando alguna pluma.
    Besotes

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  4. La riqueza de ese esplendor es tan efímera como la naturalidad de dos montañas siliconadas. Ahora el momento voyeur no te lo quita nadie. Un saludo.

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  5. Ella habló de la única manera que sabe. Qué se lo coma con papas ahora que aun parece que sus tetas son tetas y no globos forrados de pellejo. En cuanto a él, pues aparte de ser objeto de obseración y deseo por unos instantes, pues no sé, yo me hubiera metido a bucear un poco más para salir diez metros más allá a ver si se me pone delante algo más interesante que observar.

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  6. Ay, el coño. Nuestro más acérrimo enemigo. Creo que es una palabra que produce adversión y repugnancia a cualquier marica que se preste. Un día escribiré un ensayo sobre coños, pero juro solemnemente que será una abstracción teórica. Me alegro, como siempre, de leerte. Un abrazo.

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  7. Yo sé de uno que sí podría competir con su coño, jejeje. Muy bueno.

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  8. Bueno, bueno, haya paz, que algo nos tendremos que comer las tías ¿no?
    ¿Y las veces que a nosotras nos toca ver lo mismo y vosotros marcáis el territorio igual o peor?
    Sieeejjjqueeeee

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