Ahora que por fin dispongo de un catálogo hipertrófico es cuando quiero follar mentes. Mentes en cuyas mesitas de noche reposen un “Caín” de Saramago, me escupan mientras leen a Bukowski o me hablen como Zaratustra al penetrarlas. Me urge ayuntarme con intelectos que sufran con Pessoa o desgarrarlos como a Lorca. No le haré tampoco ascos a cerebros retorcidos que me perviertan como Nabokov o que, al taladrarlos, no paren de repetirme lo importante que es llamarse Ernesto. Inteligencias, para mí ajenas, que conozcan la fórmula exacta del placer de saber. Necesito escrutarlas, perforarlas, horadarlas para acabar dominándolas. ¿Lo conseguiré? No lo sé. Entretanto, seguiré practicando más seso.
creeme, que al final es tan efímero como un buen biceps...
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ResponderEliminarMe encanta el concepto de follador de mentes. A mí me lo enseñó una persona con la que me acuesto mental y esporádicamente desde hace unos años y es algo maravilloso.
ResponderEliminarLa próxima vez que hablemos te recomendaré una lectura al respecto.
Te deseo mucha suerte en tu búsqueda.
Yo no sé si era tu intención o es que me has pillado en un momento malo, pero me he puesto mu cachondo leyendo esta entrada.
ResponderEliminarSuerte en tu vida de taladrador mental.
Un beso
Martín H que genial película.
ResponderEliminarPd: Te invito a que visites mi blog de cine, ahí también publico cuentos míos.
Por pedir que no quede... pero soy pesimista...
ResponderEliminarLo bueno, es que tú te encuentres entre ese "seso".
Mua!