Comenzó la proyección de “Los Desarraigados” y en el momento
en el que Marilyn hizo su primera aparición por la ventana su mano me alcanzó. Sus dedos
buscaron los míos que en un acto
reflejo, como cuando los bebés se agarran a la vida, se entrecruzaron fuertemente. Mi yemas, heridas por mi trabajo, rozaron las suyas
y los pellejos secos de mis cortes hicieron sinuosos recorridos que rasgaron su
palma. Jugaban a encontrarse, quién sabe
si a arraigarse. Fueron dos horas de fricción en las que no me importó el sudor pues así fue cómo encontré la respuesta a un
mes de dudas: me había enamorado.
Qué bonita inspiración, esa película desprende fuego...
ResponderEliminar(Pues estoy un poco enfadado contigo, ¿estabas en la sala entonces? Me hubiera encantado conocerte.. sobre todo en un momento tan especial, eso quería decir algo..)
Definitivamente, tus cosas y tú, sois un lujo, chaval.
ResponderEliminarUn besazo.
El amor por el séptimo arte alcanza una nueva expresión. Muy buen post.
ResponderEliminarY por cierto me ha encantado leer lo bien que te fue en tu viaje. Yo no salgo de mi ciudad desde marzo, creo. Y no salgo del país desde el 2007. Qué desesperación.
Saludos.
Pues yo no he visto esta película, y desde luego haciendo caso a los efectos que produce creo que es una asignatura pendiente que hay que aprobar ya !!
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