martes, 16 de octubre de 2012

FUCK ME, LOVE ME, FUCK ME

   
  Resulta que llegas a casa del trabajo con la sonrisa que alguien desde hace algún tiempo te ha pegado en toda la cara. Te desnudas mientras ves el Facebook por si hay algún mensaje, te duchas y enciendes unas velas de vainilla en el pasillo. Vuelves a revisar el correo y te vas para la cocina a preparar la cena favorita de los dos. Pones los cubiertos y las servilletas mientras se hace. Ya no se oyen noticias en esta casa desde hace meses, sólo música que comienza a sonar desde el Spotify. Empiezas a entonar la canción. Posiblemente sea una de las que más hayas escuchado en los últimos meses. La has oído tantas veces que has logrado memorizarla e incluso entenderla. Te sientas en el sofá, en tu lugar. El suyo no será ocupado hoy, ni mañana, ni pasado.  Sigues cantando solo, tú con la cena favorita de los dos mientras las velas se consumen... “Fuck me, fuck me, fuck me, fuck me, you make come again…”




    Ya en la cama, antes de dormirte agarrado a una almohada y con un cojín entre las piernas la vuelves a tararear, casi como si fuera una oración... "Love me, love me, love me, love me, you make me love again..."

2 comentarios:

  1. Creo que es la entrada más triste que he leído en estos años.

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  2. Sí, un poco triste, por épocas, por tiempos... Gracias por leerme amigo, me encanta tenerte por aquí también.

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