miércoles, 7 de agosto de 2013

DE GLORIAS Y ESPINAS

   
   Aquel reencuentro fue para uno de ellos más bien espinoso, para el otro glorioso. Cuando el uno fue a limpiarse, el otro, con el semen horadando su ombligo,  le rogó que le besara. Quería sellar de esta forma, aunque todo oliera a mentira, el que posiblemente había sido uno de los polvos más memorables que había echado en su vida. Definitivamente, aquella madrugada le habían follado el alma.








2 comentarios:

  1. Nos queda por saber cual de los dos eras tú...el follado o el follador. En cualquier caso, el del culito de la foto...bueno mejor me callo.

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