sábado, 27 de febrero de 2016

CINECENA


    No os he contado que me he quitado el luto y he quedado con un señor para un cinecena. Digo señor porque tenía el sujeto en cuestión cuarenta y dos tacos aparentando cuarenta y seis y claro, uno que todavía merodea a duras penas la treintena pues como que cualquier cosa con patas con cuatro décadas es para mí ya un señor, caballero, galán, hidalgo o cualquier sinónimo que se le pueda poner a alguien con cuarenta y dos points. Lo sé, estoy siendo cruel y quizá sé me pudiera tachar de gerontófobo pero confieso que le estoy cogiendo un pavor que te cagas a eso de plantarle un cuatro a mi edad.

   Sigo. El ingeniero, sí, era ingeniero con piso propio que uno ya tiene altura de miras, me dijo de quedar a las 16:50 en la parada de metro de al lado de casa. A mí esa exactitud matemática para citarnos ya me tocaba un poco las pelotas para qué os voy a engañar y estaba un poco de cojones cuando llegué. Allí me encontré con un calvo feo gordo sentado en un banco bebiendo un Monster verde que me miró fijamente… "Hijo puta me la ha metido doblada con la foto" farfullé. Me hice la sueca y me di media vuelta cagándome en su puñetera madre cuando me topé de frente con el verdadero R., el señor mayor con el que quedé este domingo pasado.

   Quedar con alguien por primera vez es un puto coñazo. Quedar con alguien por primera vez es volver a poner el play para contar tu vida oooooooootra vez y si a eso le añadimos que aquí en Madrid soy andaluz, pues de vez en cuando una extraña fuerza me obliga a soltar alguna que otra gracieta para que no se percaten de la mala follá granaína que llevo implícita en mi ADN y a mí todo eso me estresa mucho.

    La película al caballero no le gustó: que si la sala era muy pequeña, que si estábamos muy lejos de la pantalla, que si los cines Palafox eran mil veces mejor que los Renoir... He de admitir que le metí casi a la fuerza en una sala VOSE y es que uno, a pesar de ser panadero y no tener estudios acabados, va por la vida de intelectuala yendo a museos raros, a presentaciones de libros, a teatros indies y a cines en VOSE tragándome todas las letras finales y luego pasa lo que pasa, que descoloco mucho al personal. R. no me convencía mucho aunque debajo de aquel plumas hortero amarillo del C&A prometía buenas hechuras e incluso gastaba un buen culete pero era su cara lo que me desconcertaba. No es que R. fuera feo, que no lo era, es más, de más joven tuvo que ser un chorvo, pero cuando le hablaba de frente me aterraba la idea de que en dos años yo pudiera tener esa ristra de arrugas plantada en mi caruflo y eso la verdad que me desestabilizaba tela...

    Me ahorraré el tramo de la soporífera cena a las 20:17 por vuestro bien. Cuando salimos del Friday´s después de hincarnos media costilla Jack Daniel´s hablando solamente yo como un puto loro con la boca llena, nos subimos en el metro y a la salida en el mismo punto de encuentro nos despedimos con dos besos corteses. "Qué chasco.." pensé de retirada a casa mientras falso de mí le escribía un whatsapp:

"Illo, me has caído tó bien :)"

"Tú también neno, has sido una grata sorpresa... :)", me contesta el ioputa.

"Grata sorpresa. Grata sorpresa. Grata sorpresa...." retumbaba en mi cabeza subiendo en el ascensor. ¿Grata sorpresa? ¿Qué soy ahora? ¿Un huevo Kinder?...


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