martes, 13 de mayo de 2008

Malaka-Isbiliya-Itaka

Tres días. Aprovéchalos cómo quieras. Tres intentos frustrados de ir acompañado. Decides ir contigo mismo. La mejor decisión que podías haber tomado.

Coges el coche, llenas el depósito y aceleras. Rumbo a Isbiliya....Sol, lluvia, viento, aire, airazo, lluvia, Sol, Arco Iris.... Empieza a gustarte esto del cambio climático. Llegas a la ciudad, aparcas y te atrapa el laberinto. Vueltas, lluvia otra vez, vuelta, frío ahora, vuelta, otra vuelta ... Hasta cuatro veces haces el mismo recorrido.¡¡Otra vez la plaza de toros!! Maldita Maestranza, ¿otra vez tú aquí?. Ciudad completa. Pensiones completas.¿Habitación individual? Completo, completo, completo, está completo. Diez de la noche: subes el presupuesto. Habitación en hotel de cuatro estrellas a la primera. Te duchas, te pones guapo, comes algo, haces tiempo viendo un estúpido programa. Una cerveza de la mininevera y te lanzas a la calle otra vez.

Primera parada: Isbiliyya. Caras que te suenan vistas de perfil. Gente racial. Un whisky con sevená, otro, una cerveza. De repente te ves metido en el Hombre y el oso. En este antro no es posible terminar la frase. Subes por la pegajosa escalera de esa casa del terror hasta llegar a la tercera planta y de ahí saltas hacia Itaka: Malditos danzando house, pasillos oscuros, salas oscuras, colas en servicios no precisamente para mear, pantalla de cine no precisamente experimental. Tanteas el terreno marcando el tuyo propio. Te dejas ver. Te muestras como algo novedoso. Encuentras el escaparate perfecto. Te apoyas en la barra cerveza en mano. Te permites incluso rechazar algunos cortejos a pesar de la hora: cinco y media de la mañana. Te lanzas a la caza. Primer intento, demasiado corto: tu primer oso debe volver cuanto antes a su guarida. Segundo intento: duelo de barbas. Abandonas el hotel, huís a su cueva. Besos, abrazos, sexo, más abrazos, bestialidad...ternura...

Despertais. Paseos que ahora sí te guian bien por la soleada ciudad de Isbiliyya. Recuerdos del pasado compartidos. Charlas, risas, café más charla. Te descubre y te describe con su voz profunda una placita escondida donde descubres los naranjos más altos que nunca habías visto, provocado esto posiblemente por la búsqueda del Sol. Posible estúpida conclusión a la que llegaste. Justo ahí decides quedarte en su carverna un día más sólo por tener más de esos besos, abrazos, más abrazos, un abrazo de ocho horas más...

Tercer día. Recogeis su coche retirado por la grúa el viernes pasado. Se monta en él y os despegais por primera vez en casi treinta y seis horas. Ya se te hace raro no tenerlo a tu lado. Ahora te guía, pero esta vez hacia Malaka, le sigues detrás durante varios kilómetros. Hace tiempo que quieres vincular una canción con algún momento. Cambias el cd, subes el volumen...


Najwa Nimri - I'll wait for us









Bifurcación de la carretera. Un cartel: <--Isbiliya-Malaka--> Intermitente a la derecha. Os detenéis en el arcén, os bajáis, os acercáis lentamente y os abrazáis una última vez, más fuerte aún si cabe, hasta crujir...Un tímido beso....

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