lunes, 2 de noviembre de 2015

LO MEJOR

   
   Lo mejor de Madrid está bajo tierra. Un mundo enterrado vivo que siempre tiene prisas, que bulle y que infarta las entrañas de la ciudad. Aquí he tenido cientos de flechazos que no han tenido más de dos paradas de duración, tres a lo sumo, lo que podría considerarse ya una relación. A veces, aunque haya asientos libres, me gusta ponerme al final del vagón para poder mirar descaradamente a la gente que se besa, que ríe, que llora, que lee, que hace que lee, que mira el móvil, que hace que mira el móvil… Los locos. Sigo alucinando con la cantidad de locos que hay en el metro. En realidad flipo con la cantidad de locos que tiene esta ciudad. ¡Y de ciegos! En casi un año he visto más ciegos y locos que en toda mi vida. Seguramente acabe como uno de ellos. En mi familia hay larga tradición de locos y yo ya me he pillado varias veces hablando solo. ¿Acaso escribir no es un forma de hablar solo?



2 comentarios:

  1. Creo que se contagia, pues de dónde tantos?

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  2. Madre mía, se debería cazar modelos en el metro de Madrid, que personajes entran a veces.

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